domingo, 29 de julio de 2012

FALLADO EL VII PREMIO DE NOVELA CORTA MAESTRAZGO El ganador ha sido Antonio Castellote con la novela "Caballos de labor".





Leo con alegría que el estimado y admirado amigo turolense Antonio Castellote, autor de varias novelas y de la extraordinaria  bitácora Bernardinas, ha obtenido este galardón. En “Caballos de labor”, Castellote rinde homenaje al Aragón rural y hace una predicción que me ha sorprendido...hasta cierto punto:

“Estoy convencido de que una de las consecuencias del cataclismo económico que estamos viviendo es que los pueblos van a cobrar más vida”


Bienvenido este retorno si contribuye a resolver conflictos de personas afectadas por esta coyuntura tan ingrata. Los pueblos, sin duda alguna, se congratularán con estos reencuentros y el vacío de las ausencias se verá un tanto aliviado. ¡Ojalá!  

Reproduzco la nota de prensa que recoge la noticia: 


La Comarca del Maestrazgo ya cuenta con ganador para la VII edición del Premio de Novela Corta. Este premio surgió con la idea de fomentar la escritura y la creación literaria teniendo como eje el escenario del Maestrazgo, por un lado, y difundir entre los habitantes el potencial literario de su territorio incitándoles a participar, convirtiéndose a un tiempo en creadores y protagonistas de sus novelas, por otro. En esta ocasión el ganador del premio ha sido Antonio Castellote Bravo, de Madrid, con la novela titulada “Caballos de labor”. Según opinión del jurado, la novela destaca por ser 

“el tono elegíaco que consigue evocando al recientemente fallecido J.A. Labordeta. Un homenaje a su idea del Aragón rural y a su papel como cantautor que permite a las personas pensar el tiempo y su tierra. También es destacable el contraste de dos destinos, uno labrado en la ciudad y otro en el pueblo, sin que ninguno de los dos sea convencional. El protagonista que ha vivido en el campo lo ha hecho sin limitaciones y el que tomó el camino de la ciudad, regresa con una carga de fracaso. Es, moderadamente, el mensaje de optimismo inspirado en el Maestrazgo que tantas veces hemos echado de menos en los relatos”.

Antonio Castellote nació en Teruel en 1965. Trabaja como profesor de Lengua y Literatura en un instituto de Madrid. Durante los años 2005 y 2009 colaboró como folletinista para el Diario de Teruel, en cuyas páginas publicó cinco novelas por entregas: Fabricación Británica, Los ojos del río, Una flor de hierro, Otoño ruso y La enfermedad sospechosa, la primera de las cuales, ambientada en el Maestrazgo durante la Primera Guerra Carlista, fue posteriormente publicada en libro por la editorial Certeza. En esta misma editorial publicó el libro Geórgicas, que incluía dos relatos breves, de ambiente rural, y la novela corta Los toros en invierno, que también sucede en las tierras del Maestrazgo. Escribió los guiones del cortometraje Témpora y violeta y de varios documentales (Cajas destempladas, El tiempo en la maleta, Un taller con mucha luz), y ha colaborado en algunos otros. Columnista durante varios años en Diario de Teruel, ha publicado series de artículos (Miniaturas del 98, Las bugonias) en este periódico y en revistas especializadas. Desde hace siete años escribe el blog BERNARDINAS,  dedicado fundamentalmente a temas literarios. Este año ha sido el ganador del VII Premio de Novela Corta Maestrazgo con la novela Caballos de labor. El jurado de este VII Premio de Novela Corta Maestrazgo ha estado constituido por Concha Hernández, Antón Castro y Pedro Rújula, todos ellos grandes conocedores de la Comarca del Maestrazgo. Su dotación es de 1.800 € y la publicación de la novela con una edición de 700 ejemplares.

domingo, 22 de julio de 2012

ARAGÓN Y CATALUÑA EN MI CORAZÓN



















Presumo de tener en gran estima tanto a Aragón como a Cataluña. Es perfectamente compatible el afecto, la simpatía e incluso el amor hacia equipos, identidades territoriales y personas diferentes. Este afecto compartido no es ciego. Cuando hay litigios entre ambas comunidades, como ocurre en la actualidad, - Aragón reclama el arte sacro de la Franja, y es un tremendo error, por no decir otra cosa, que la Enciclopedia Catalana ubique el Aneto y la Maladeta (Huesca) en el Pirineo Catalán o Països Catalans - tomo partido incondicional por la parte agraviada, en este caso, Aragón.


El contexto acostumbra a condicionarnos bastante. En Cataluña presumo, sobre todo, de turolense y en Aragón, paradojas de la vida, a veces ejerzo de catalán, según las circunstancias. Si viajo al extranjero, hago valer mi condición de español y siento proximidad y muchas cosas en común con cualquier persona de una u otra comunidad española y, por supuesto, no soy ajeno a los lazos que nos unen con todos los de habla hispana. Pero también me siento, cada vez más, europeo, a pesar de las circunstancias actuales... Y espero que algún día pueda sentirme, por encima de identidades limitadoras y fruto del azar, sobre todo, ciudadano del mundo. A decir verdad, y en esto discrepo con muchos, sueño con que las fronteras desaparezcan paulatinamente.

Al respecto se me ocurre una reflexión que ya he expresado en algún otro escrito. Nacemos en el lugar donde residen o deciden nuestros progenitores. El desarrollo de nuestra vida quedará marcadamente condicionado por este hecho en el que no hemos participado. Este acontecer, ciertamente fortuito, permitirá a unos acceder en mayor o menor grado al beneficio del estado del bienestar. Otros, por el contrario, distantes de este mundo, esperarán resignados la caída del “maná” o harán turno, al amparo de la noche, para embarcar furtivos en pateras o cayucos temerarios y cruzar el tenebroso “Jordán salado”

Sin embargo, haya el destino decidido que nazcamos en una “kasba” al otro lado del Atlas, en Senegal o en un lugar privilegiado del llamado Primer Mundo - cada vez más cuestionado -  nadie impedirá que todos –y esa es la gran paradoja- tengamos un sincero afecto, a veces peligrosa pasión, por nuestro pueblo, por nuestra tierra sea cual fuere ésta. Cuando las circunstancias nos obligan a abandonarla, casi siempre es con pesar. Es lógico, queremos lo que conocemos y tocamos. La nostalgia, el extrañamiento o la morriña se convierten en muchos casos en sombra y desarraigo perenne. En ese mundo hipotético sin fronteras, con el que sueño a veces, no cabrían estas emociones encontradas.

Lo expuesto hasta aquí pretende expresar que amo a la tierra que me vio nacer y también la de acogida, pero rechazo la amenaza de sentimientos nacionalistas y más aún si son de corte excluyente. Añadiré más, aborrezco los nacionalismos radicales tanto de corte centralista como periférico. Viajar, leer y establecer comunicación con personas de otros ámbitos y culturas sin prejuicio alguno son buenos antídotos contra la fiebre del “talibanismo intolerante”. Ahí está la historia europea que recoge las consecuencias de las confrontaciones nacionalistas radicales... Quizás la Europa con fronteras permebles signifique un primer paso que conduzca, aunque de forma lenta pero inexorable, hacia ese mundo soñado...sin fronteras.

lunes, 9 de julio de 2012

O'Donnell toma el castillo de Aliaga




Aliaga fue en el siglo XIX importante plaza carlista dentro del territorio del Maestrazgo controlado por Cabrera. Refortificado su castillo árabe hacia 1838, dos años más tarde es sitiada y conquistada definitivamente por el general O`Donnell para el gobierno liberal.



Historia:


A).- El castillo fue conquistado en 1118, mismo año de la toma de Zaragoza, por Alfonso I, y cedido a Lope Johanes de Tarazona, junto con los de Pitarque, Jarque, Galve, Alcalá de la Selva y Apelia. La fortaleza estaba muy lejos de Zaragoza y tras su muerte en 1134, el repliegue que la siguió produjo que el castillo volviera a manos musulmanas con la invasión almorávide de 1134. El castillo fue reconquistado definitivamente por Alfonso II, no se conoce la fecha exacta de esta hecho. Pero si se sabe con seguridad que en el año 1163 el castillo pertenecía ya a la orden de San Juan, donado por Sancho de Tarazona, actuando como recibidor fray Miro, prior de Aragón y Navarra. En 1180 ya estaba configurado como encomienda, siendo el comendador G. de Vetula, quien al año siguiente también recibiría la iglesia de manos de Pedro Torroja, obispo de Zaragoza. Así en torno al poderoso Castillo de Aliaga se origino una gran encomienda de la que dependían lugares tales como: Pitarque, Fortanete y Sollavientos; diez años más tarde el rey Alfonso II también entrego a la orden la población de Villarroya de los Pinares. En 1216, el comendador Aimerico de Pace concedió fueros a los pobladores de Aliaga.


En 1462 la encomienda fue tomada por el señor de Híjar con ayuda de soldados castellanos, que entraron en Aragón en defensa de la causa del príncipe de Viana contra Juan II, en esa fecha era comendador de Aliaga Juan Ram. Aliaga permaneció poco tiempo bajo el dominio forzoso del señor de Híjar, quien por el contrario se reconcilio con el rey Alfonso II y recibió el condado de Aliaga y Castellote con el consentimiento del prior Belmonte. Juan II dispuso en su testamento que se devolviera Aliaga y Castellote a la Orden de San Juan, pero ambas continuaron bajo el dominio del señor de Híjar, que recibió en 1487 el titulo de duque de Aliaga.

El castillo no volvió a tener ningún otro episodio importante hasta la segunda guerra carlista, en la cual fue fortificado y se le coloco abundante artillería. En 1840 el general O’Donnel, al mando de las fuerzas isabelinas, sitio el Castillo de Aliaga, defendida por el comandante Francisco Macarulla, quien lo rindió finalmente, sin que, al parecer sufriera grandes destrozos.

Fuente: Castillos de Aragón, un recorrido por el patrimonio aragonés.


B).- La población de Aliaga se extiende bajo una peña. Mimetizada entre sus piedras encontramos el lienzo de una vieja muralla que durante siglos albergó un castillo, que defendió a la población de los peligros externos.
El recinto fortificado de 4.000 metros cuadrados hoy se encuentra prácticamente en ruinas, pero todavía se reconocen los tres recintos amurallados escalonados sobre el terreno. El primero, en la punta del peñasco, albergó la primitiva torre del homenaje. Hay un segundo recinto de murallas del que apenas quedan dos pequeños tramos en pie. El recinto exterior es el mejor conservado, con un muro de escasa altura y gran cantidad de cubos semicirculares y una gran torre semicircular en el flanco sureste.
Los grabados del siglo XIX ofrecían una vista magnífica del castillo, con aspecto de inexpugnable fortaleza. Esa imagen contrasta con el abandono que ofrece en la actualidad, sin que apenas lleguemos a diferenciar las piedras del muro derruido con las de la propia peña.
La primera mención del castillo se produce en 1118 con la conquista de Alfonso I. Sin embargo la ocupación cristiana de la población debió ser meramente militar y efímera, ya que cesó a la muerte del Batallador regresando a manos almorávides en 1134.
La definitiva conquista cristiana de Aliaga se producirá con Alfonso II, quien la donó a la Orden Militar del Hospital de San Juan de Jerusalén. Así, el castillo de Aliaga se iba a convertir desde 1180 en la sede de la encomienda de la que dependieron los lugares y castillos de Pitarque, Fortanete, Villarroya de los Pinares y Sollavientos.
Durante tres siglos mantuvo un tranquilidad el castillo hasta que en 1462 fue ocupado por el señor de Híjar, partidario de la causa del príncipe de Viana en la guerra contra el rey Juan II. Finalmente, tras su reconciliación con Juan II, recibió el condado de Aliaga y Castellote. En 1487 los señores de Híjar recibieron el título de duques de Aliaga.
No hay noticias destacables del castillo de Aliaga hasta el siglo XIX y las guerras carlistas, ya que con el establecimiento de Cabrera en el Maestrazgo se fortificaron las defensas de la zona. En 1840, en uno de los últimos episodios de la guerra, sitió esta plaza el general 
O´Donell, al mando de las fuerzas isabelinas, defendiendo su castillo las fuerzas carlistas al mando del comandante D. Francisco Macarulla, quien sólo accedió a la rendición al quedar aquél casi destruido por el fuego de la artillería enemiga: capituló con los máximos honores el 16 de abril.
Ese fue el inicio de la ruina del castillo, pero lo que más le ha perjudicado ha sido la desidia posterior por los nulos deseos de la conservación de un gran monumento histórico-artístico aragonés.
Fuente: Red Aragón.com





domingo, 1 de julio de 2012

EN ARAGÓN: ARAGONÉS, CASTELLANO Y CATALÁN...PESE A QUIEN PESE



El Gobierno de Aragón, presidido por Luisa Fernanda Rudi y formado por PP y el PAR, prepara una ley que deja de considerar catalán la lengua que se habla en las comarcas de La Franja y del Matarraña para evitar «intromisiones de fuera».

El nuevo texto afectará a más de 50.000 aragoneses de las comarcas orientales que a partir de ahora, según la ley, hablarán «aragonés meridional» a pesar de que la comunidad académica (1) o los que tienen unos mínimos conocimientos de filología no tienen ninguna duda en señalar que dicha lengua es una variedad dialectal del catalán occidental. 

Hace quince años, tanto el PP como el PAR sí estaban de acuerdo en que, además del castellano, también se hablaban en Aragón el aragonés y el catalán. ¿Qué ha ocurrido, entonces? Las lenguas siguen siendo las mismas, pero los intereses partidistas, no.

Al PP – del PAR prefiero no hablar porque carece de identidad propia – le molesta todo lo que huele a diversidad y autonomía en todos los aspectos del ámbito social y cultural. 

La referencia a las “intromisiones de fuera”,  supongo que se refiere a los litigios que Aragón mantiene con Cataluña, no justifican una medida de esta naturaleza que atenta a la dignidad y a la inteligencia.

Como aragonés de nacimiento y como catalán de adopción, abomino de este anteproyecto y me avergüenzo de la incultura y la ignorancia histórica que caracteriza a muchos de los gobernantes. Pero la responsabilidad también hay que hacerla extensiva a  los ciudadanos aragoneses que ignoran la riqueza que conllevan todas las lenguas  y que guardan un silencio lleno de complicidad...


(1).- Tanto el Consejo Escolar de Aragón como la Universidad de Zaragoza, mediante  su área de Filología Catalana, y el IEC rechazan el contenido de este anteproyecto. 

domingo, 24 de junio de 2012

EVA HINOJOSA: ¿SIBERIA O TERUEL)



Borradores: EVA HINOJOSA y ANTÓN CASTRO

Eva Hinojosa (Zaragoza, 1973), periodista (Aragón TV, Radio Zaragoza Cadena SER),  escritora (“En busca de la felinidad” y  “Toponimia, nimia”) y bloguera (hache que hache) descubrió esta modesta bitácora (TERUELANDIA)  y tuvo la gentileza de entrevistarme en el programa de  Miguel Mena de Radio Zaragoza el pasado sábado, 18 de junio. También ha publicado  una columna, refiriéndose a dicho tema, que reproduzco textualmente: 


“Barcelona acaba de celebrar su 19ª edición del Sónar, una de las citas musicales más importantes del momento. Para su promoción internacional ha elegido una imagen publicitaria ambientada en la estepa siberiana. Pero para rodar el spot no tuvieron que viajar tan lejos. Su Siberia idílica no es otra que la central térmica de Aliaga y alrededores. Este curioso dato lo encontré por casualidad en el blog de Luis Antonio Pérez Cerra, un turolense que vive en Barcelona pero sigue fielmente el pulso de su tierra y sus gentes. La bitácora se llama Teruelandia, y en ella se pueden recorrer, casi palpar, el afecto y profunda nostalgia de quién, como muchos otros, un día abandonó su pueblo para labrarse un porvenir. Sin perder de vista los pueblos que le vieron nacer y crecer, Andorra y Aliaga, este profesor destila orgullo aragonés por los cuatrocostados. Como nos desvela, es uno de los doscientos mil aragoneses que residen en la ciudad condal, la que podría ser la segunda ciudad con más aragoneses del mundo. Y creo que ni a él, ni a ustedes les hará ninguna gracia ver cómo Teruel, sin el calor de sus minas y sus gentes, cada día se vuelve un lugar más frío e inhóspito, tanto que bien podría ser Siberia. Desde aquí soplamos para avivar la llama de ese corazón turolense forjado de trabajo y carbón, con el deseo de que ningún otro tenga que marcharse”.


Contraportada del Diario de Teruel, 22-VI-2012 


sábado, 16 de junio de 2012

Día de mercado medieval en Aliaga (Siglo XIII)




Es un sábado del mes de mayo de 1217. Día de mercado y comienzo de la feria en Aliaga. Alfonso II fue quien la reconquistó definitivamente y, semanas antes de morir y desde Zaragoza, concedió a la villa de Aliaga a ruegos del Maestre del Hospital Fortún Cabezas el Mercado Semanal. El documento escrito en latín y que en su día hizo público el Dr. León Esteban Mateo (Historia de Aliaga y su Encomienda Sanjuanista) se halla en el Archivo de la Corona de Aragón. Recojo parte del mismo dada la enorme trascendencia económica y social que tuvo para esta villa y sus pobladores:

“Queremos sea hecho notorio, tanto a los presentes como a los futuros, que NOS Alfonso, por la gracia de Dios Rey de Aragón, Conde de Barcelona y Marqués de Provenza, para remedio de nuestra alma y de las de nuestros predecesores, a ruegos de Fortuño, honorable Maestre del Hospital de Jerusalem y de los otros Freyres, atendiendo a la utilidad de dicha Casa, establecemos para siempre y confirmamos por la presente Escritura que se haga y celebre foro y mercado en Aliaga, todas las semanas, a saber: en el día de sábado, en el lugar que dicho Maestre y Freyres determinaren y ordenaren. Por consiguiente mandamos que todos cuantos vinieren a dicho mercado, de cualquier ley que fueren, tanto al ir como al regresar, sean salvos y seguros, con todas sus cosas que consigo trajeren y llevaren, y los recibimos bajo nuestro salvoconducto y protección; y que nadie, por razón alguna, les infiera gravamen alguno. Porque aquel que tal hiciere, no sólo incurrirá en nuestra ira e indignación, sino que, además de restituir todo el daño ocasionado, pagará mil morabetinos”

El documento acaba con la fecha de rigor (21-III-1196), las firmas del Rey y miembros de la Casa Real así como la del Notario. Consta igualmente la relación de los testigos. (1) 

La concesión de tal privilegio, tras un proceso de algunos años de adaptación, ha mejorado notoriamente la actividad comercial y artesanal de la villa. Tal concesión hay que atribuirla a la influencia de la poderosa Orden de los Sanjuanistas ubicada en el castillo y que goza de mucha influencia y poder. El rey Alfonso II, en deuda con dicha Orden por las donaciones económicas recibidas, concedió con presteza y gratitud esta autorización 

Desde el momento en que se entra en Aliaga puede sentirse cómo, en cierta manera, toda la villa está marcada por la presencia trascendente del castillo sanjuanista con esa visible y extraña cruz de ocho puntas que constituye su tótem local y el fundamento de su singularidad. 


Cruz de la Orden de los Sanjuanistas

Tanto el mercado como la feria se celebran en la calle principal que desciende un tanto tortuosa como una serpiente y en la Plaza de la Iglesia que se halla en las estribaciones de la ladera frontal del castillo hasta las proximidades del río. A ambos lados de esta calle y en torno a la Iglesia de San Juan una serie de modestas casas se acogen como polluelos pegados a una gallina clueca y en lo alto las dimensiones de la soberbia y altiva fortaleza antes mora y ahora bajo la hegemonía del Hospital se alzan desafiantes, en cierto modo sobrecogedoras y, aunque cerca del pueblo, distantes... Las calles adyacentes a la principal son retorcidas, cortas, sombrías y estrechas, sobre todo las del sector morisco cuyos vecinos conviven sin problemas con los repobladores cristianos que traídos de aquí y de allá trabajan en esta tierra de fronteras todavía tornadizas e inseguras. 

Hoy, repito, día de mercado sabatino y comienzo de la feria anual, el pueblo sufre una profunda metamorfosis. Se transforma en un ir y venir de gentes que concurren en él con deseos de cambiar bienes por otros ajenos, con ganas de escuchar noticias de las sempiternas escaramuzas guerreras del sur del Reino de Aragón y con la curiosidad de admirar a esos visitantes de toda la Encomienda, saltimbanquis, juglares, artesanos, tratantes de ganado y vendedores de pócimas milagrosas que anuncian sus productos con gritos a manera de romances mal rimados. 

El recorrido del conjunto del mercado constituye un espectáculo variopinto largamente anhelado por casi todos los aliaguenses que acostumbran a llevar una vida dura y monótona. Sólo unos pocos huyen del tumulto y los miembros de la Orden de los Sanjuanistas, sometidos a una rigurosa disciplina y encerrados en su mundo de roca y murallas, parecen ajenos a la celebración. 

Sentado en una piedra y con una tabla sobre las rodillas a manera de mesa, un escribano de nariz aguileña traslada al pergamino las entrecortadas palabras de un mozo algo azorado. A su lado un campesino muestra de forma furtiva, presurosa y con miedo dibujado en su rostro un gavilán y un hurón que tiene atados y escondidos en un saco de esparto. Como es bien sabido la caza de cetrería es un privilegio de la nobleza. De ahí su mirada huidiza y anhelante... 


Recreación del castillo de Aliaga

Dos caballeros hacen alarde de su condición exhibiendo sendas bolsas repletas de monedas que llevan colgando del cinto al no existir bolsillos en el jubón. Es una manera tangible y sonora de alardear de su condición y linaje. 

Una mujer seguida a poca distancia por una dama de compañía se detiene ante el único puesto de tejidos orientales. Llama la atención por su singular vestimenta. Lleva una túnica ajustada a la figura por medio de botones que bajan por los lados, dejando así la parte superior del traje apretada encima del busto. Las mangas, inmensamente largas y muy amplias a la altura de las muñecas. El velo, tras el que se adivina una belleza poco común, sujetado con una diadema circular de oro en la frente añade un exotismo a su figura desconocido por estos lares. Su condición de dama extranjera es evidente. La acompañante, con un tocado o barboquejo que consiste en una banda de lino que pasa por debajo de la barbilla y que sube hasta las sienes le sigue solícita a corta distancia. No es infrecuente que las ferias más que los mercados traigan visitantes de más allá de La Val y del término de la Encomienda que con sus vestimentas y modales se convierten también en motivo de atención y curiosidad. 

Un ciego, sin lazarillo alguno, con un raído hábito de peregrino, sermonea a los presentes y les advierte del peligro de caer en la tentación de poseer más cosas de las necesarias. Arremete también y de forma virulenta contra el gusto hacia el vino y las canciones báquicas de origen goliardo (1) cada vez más extendidas por el orbe cristiano y que dicen inmoralidades como éstas: 

”Nadie se escapa: beben el dueño y la dueña, el rápido y el perezoso, el constante y el voluble, el pobre y el enfermo, el rústico y el sabio, el caballero y el clérigo, el prelado y el decano, bebe ésta y bebe aquél,/beben ciento y beben mil”. 

Nadie le hace caso. Sin embargo, algunos curiosos comentan en voz apenas perceptible y mirando hacia un lado y otro que el Maestre de la Orden está muy disgustado por esta costumbre de beber y entonar canciones exaltadoras de tal acto y que cada vez se pone de manifiesto de manera más extrema en ferias y mercados y que hasta hace mella en algunas personas de condición clerical. 

Unos mozos de caballerizas que trabajan en el castillo han hecho correr el rumor de que una dama joven de alcurnia se halla refugiada en la Torre del Homenaje porque no acepta la imposición paterna de ingresar en un convento de monjas. Se comenta también que el Subcomendador de la Orden es enemigo acérrimo de tal presencia, aunque sea casi testimonial. 

Dos perros de aspecto sarnoso se acercan a los puestos de venta olisqueando todo con avidez y ansias mal contenidas. Los vendedores los espantan a pedradas. 

Los chiquillos juegan y escapan, alborozados, de la tutela de las zagalas mayores y presumiblemente hermanas.

Un oscuro personaje con aspecto de mendigo oculta su rostro tras una capucha cavernosa, permanece acurrucado en el centro de la polvorienta y empinada calle, pero no pide nada. Las personas y caballerías lo esquivan e ignoran. 

Los voceros pregonan sus mercancías y miran con ansiedad a las mujeres que acuden presurosas a los puestos de venta y charlan sin cesar al tiempo que tocan las mercancías expuestas. En la atmósfera, aromas de especies y de pieles curtidas en orines. Las primeras moscas, sombras volátiles y pegajosas de animales, no se han hecho esperar.

El gremio de los artesanos es el que atrae más mirones que, extasiados, contemplan a los tejedores, pelaires, boneteros, albarderos, esparteros, tejedores, jubeteros, calceteros, olleros, alfayates, alarifes, carpinteros, tallistas, zapateros, peleteros, dulceras, talabarteros, aperadores, guarnicioneros, herreros... que elaboran y vocean su arte, llenando el ambiente de jolgorio y de una mezcolanza de sonidos variados y casi rítmicos.  

Unos juglares pugnan por llamar la atención de los curiosos, pero sólo consiguen atraer las miradas limpias de unos chiquillos que enseguida se cansan y se alejan corriendo.. 

A lo lejos, junto al río, los tratantes de ovejas, corderos, cabras, mulas y jumentos discuten acalorados. Las moscas, aquí muy abundantes, se posan sobre las boñigas calientes. El hedor, sin embargo, no resta encanto al ambiente festivo y al entorno primaveral que renace en las riberas de los dos ríos, este año generosos, que confluyen en este escondido lugar. 

Es día de mercado y de feria. Aliaga es una fiesta. Todos acuden esperanzados y expectantes a la misma. Unos con deseos de hacer buenos tratos. Otros, con ganas de diversión. Los más con curiosidad incontenida. Casi todos con ansias de olvidar por unos días la dureza de la vida cotidiana. Sólo los monjes-caballeros del castillo viven al margen de la fiesta y más enclaustrados, si cabe, entre las almenas del mismo. 

NOTAS: (1) El goliardismo, cuyo florecimiento data del siglo XII, fue un movimiento vital y cultural, una actitud ante la vida opuesta a la rigidez social de la época. Los goliardos eran clérigos estudiantes que se burlaban de las leyes y que dirigían sus poemas contra reyes y prelados, contra campesinos, burgueses y nobles; sólo el hombre sabio se libraba de sus dardos. Amaban la libertad por encima de todo, y hacían girar su vida en torno a la poesía, la cultura, el amor, la taberna y el juego. En los reinos cristinos de la península nunca existió un movimiento goliárdico autóctono, sólo de importación, escaso y tardío, siendo sus muestras más representativas los textos del poeta monje de Ripoll y la "Cantiga de los clérigos de Talavera" del Arcipreste de Hita. Pero si el imprescindible amor por la poesía de los clérigos goliardescos escaseó dentro de nuestras fronteras, no se puede decir lo mismo de la entrega al vino y a la juerga tabernaria de algunos miembros del clero, sobre todo de los peldaños más bajos del estamento

viernes, 15 de junio de 2012

TERUEL: LA ETERNA 3ª




Instituto Goya de Zaragoza. Examen oral de Ingreso al Bachillerato:

- ¿Provincias de Aragón?
- Huesca, Zaragoza y Teruel.
- No
- Huesca, Teruel y Zaragoza.
- No
- Zaragoza, Huesca y Teruel – con un hilo de voz.
- Ahora, sí.

Tras el examen, pregunto a mi padre por qué me han hecho tres veces la misma pregunta si siempre respondía bien.

- Es que hasta el final no has ordenado las provincias bien: 1ª, Zaragoza; 2ª, Huesca y Teruel, la 3ª. Además el catedrático debe de estar un poco sordo porque lleva un aparatico en la oreja.

Dicho catedrático se llamaba José Manuel Blecua. Bastantes años después lo tuve de profesor en la Universidad de Barcelona. Una auténtica eminencia en la Edad de Oro y, sobre todo, estudioso y editor de la poesía de Francisco de Quevedo. También era miembro de la Real Academia de la Lengua. A raíz de un viaje que hice a Zaragoza para consultarle una cuestión sobre la Tesina de Licenciatura, le conté la anécdota del Ingreso y me atreví a preguntarle por qué pudo hacerme tal pregunta tres veces si siempre respondía bien. Él se echó a reír y me dijo que ya por aquel entonces estaba un tanto duro del oído...

Por supuesto, me quedé con las dudas.

En otra ocasión, un oscense me preguntó que de dónde era y le respondí que de Teruel.

Él, con cierta sorna, exclamó:

- !Ah, de 3ª¡
- Y tú de 2ª, ¿no? Tampoco es para tirar cohetes...

Me consta que anécdotas similares las ha conocido mucha gente. Y, aunque no tenga más importancia, confieso que me molesta que a Teruel y a los turolenses se nos considere de 3ª. ¿Qué argumentos o criterios tuvieron los que colocaron a Teruel la última tras la conjunción “y”? Habrían sido asumibles los parámetros norte-sur, el alfabético, etc., pero la clasificación memorizada desde la escuela primaria no responde a ninguno de ellos. Somos los terceros. Y terceros es un eufemismo de últimos...

Me temo que es el censo desequilibrado el que distribuye aglomeraciones demográfica y soledades: 1º, Zaragoza, la capital que exhibe su prepotencia y vanidad esgrimiendo el factor nº de habitantes como excelencia jerárquica y cualitativa; después, a mucha distancia, Huesca, y finalmente, Teruel.

Victoria Trigo, una zaragozana que ama Teruel y escribe de maravilla, dice que Zaragoza es la locomotora y después, dos humildes vagones, pero el último es Teruel. Textualmente dice así: “vagoncillo que colea con más temblor que brío, agitando su incierto farolillo rojo, como apéndice desgajado de un tronco de savia seca” (Carta de amor a Teruel)

Se me ocurre una reflexión al respecto: muchos aragoneses, además de otros, confundimos cantidad con calidad y entablamos discusiones y polémicas absurdas y un tanto peregrinas cuando manifestamos en voz alta que un pueblo es mejor que otro por el mero hecho de tener más habitantes, tractores de más caballos o... cocheras de puertas más altas. Nos lo tendremos que mirar, ¿no?