A).- LA TRADICIÓN:
En los primeros años del siglo XIII vivían en la ciudad de Teruel Juan de Marcilla e Isabel de Segura, cuya temprana amistad se convirtió pronto en amor. No querido por la familia de Isabel, debido a que carencia de bienes, el pretendiente consiguió un plazo para enriquecerse.
Así pues, partió a la guerra y regresó a Teruel justo cuando había expirado el plazo. Para entonces, Isabel ya era esposa de un hermano del señor de Albarracín. Pese a tal hecho, Juan logró entrevistarse con Isabel en su casa y le pidió un beso; ella se lo negó y el joven murió de dolor.
Al día siguiente se celebró el funeral del joven en San Pedro; entonces, una mujer enlutada se acercó al féretro: era Isabel, que quería dar al difunto el beso que le negó en vida; la joven posó sus labios sobre los del muerto y repentinamente cayó muerta junto a él.
Las familias de ambos al fin comprendieron cuán profundo era su amor tan verdadero y deciden enterrarlos juntos.
Estos acontecimientos son la base de la tradición y muchos turolenses la han transmitido multisecularmente de padres a hijos y la tienen por verídica.
Sin duda, se trata de una de las más bellas páginas de amor del mundo que ha inspirado e inspira numerosas obras literarias y de arte.
Dicha tradición puede derivarse directamente de los hechos iniciales o de interpretaciones posteriores. Si no se puede verificar su antigüedad –tal es el caso- ni su autenticidad, no sirve para demostrar la realidad histórica de los Amantes.
B).- EL DEABATE: ¿Tradición, leyenda literaria, historia...?
Desde 1217, fecha en la que la tradición sitúa los sucesos que terminaron en la muerte de los dos enamorados hasta 1550 debió de tener dicha tradición una vida sencilla, segura y apacible. La transmisión oral de los hechos era normal y comúnmente aceptada. Nadie entraba en disquisiciones científicas. Pero a partir de la última fecha, debido al espíritu observador de la Edad Moderna comenzaron a aparecer las dudas. Hacían falta pruebas y sobraban manifestaciones ingenuas de fe.
Durante el siglo XVI más de 10 obras literarias giran en torno a dicha tradición sin apenas cuestionarla. Pero en el siglo XVII, Vicencio Blasco de Lanuza, canónigo de Zaragoza e historiador pide pruebas creíbles, testimonios fidedignos, documentos o inscripciones en el sepulcro.
La respuesta, sin embargo, no se hizo esperar...
El Protocolo de 1619:
El notario y secretario turolense Juan Yagüe de Salas da fe de unas cuestiones que pasamos a detallar.
Jaime Caruana Gómez Barreda (Los Amantes de Teruel. ¿Tradición? ¿Traducción? ¿Historia?) fue el primero en distinguir las partes de este complejo protocolo. En síntesis, éste nos viene a decir:
1.- Enumeración pormenorizada de las autoridades eclesiásticas y civiles actuantes en esa fecha.
2.- Dar fe de haber tenido un documento antiguo en el que se fundamenta el protocolo
3.- En dicho papel se describe la Historia de los Amantes.
4. Hallazgo de los esqueletos: los racioneros de San Pedro, Juan Ortiz y Miguel Sanz, (prebendados que tenían ración en una iglesia catedral o colegial) basados en un papel que copiaba una Historia de los Amantes de Teruel antigua que debía ser anterior a 1555 (hoy perdida), guiados por la tradición y el recuerdo de unos vecinos, cavaron junto al altar de San Cosme y San Damián y hallaron en una concavidad como de sepulcro dos esqueletos que identificaron como pertenecientes a Juan Martínez de Marcilla e Isabel de Segura. Ese mismo día el notario turolense Juan Yagüe de Salas redactó un protocolo para dar fe al hecho.
5.- Enumeración de los catorce testigos que estuvieron presentes en los actos que se hicieron y que pueden verificarse documentalmente.
Dicho documento viene a dar respuesta parcial a algunas de las interrogantes planteadas: Hay cadáveres y testimonios escritos.
Tirso de Molina, Juan Pérez de Montalbán, Pedro de Utrillas, Miguel de Montreal, etc. serán, entre otros, autores de obras basadas en la misma tradición o leyenda con variantes que respetaron en general el decoro de la tradición.
En el siglo XVIII siguen apareciendo comedias poco fiables y disparatadas. Los Amantes gozan de fama, pero las dudas se incrementan sobre la realidad de dichos personajes y la autenticidad de los esqueletos.
En el XIX, Isidoro de Antillón, Isidoro Villarroya y Esteban Gabarda, todos ellos turolenses, escribirán con más entusiasmo que criterio científico obras defensoras de la antigüedad e historicidad de los hechos.
Juan Eugenio de Hartzenbusch estrena con gran éxito en Madrid su primera versión del drama Los Amantes de Teruel en 1837.Casi todas las obras literarias anteriores y posteriores a ese estreno quedan postergadas a una humilde consideración. Las consecuencias de este evento fueron:
1.- Positiva: Triunfo y promoción de la historia. La obra, un hito del Romanticismo español, muestra precisamente el amor perfecto, a punto de realizarse en la tierra (protagonismo del tiempo como fatalidad) pero que sólo podrá hacerlo en otro mundo: el que sucede a la muerte. Hasta Mariano José de Larra, crítico exigente como pocos, le tributó un encendido homenaje.
2.- Negativa: Hartzenbusch, en un artículo, observó la gran semejanza que había entre el cuento Girólamo e Salvestra de Boccaccio (Decamerón) y Los Amantes de Teruel. Hartzenbusch añade que el cuento del italiano es posterior y que los aragoneses y catalanes dominaban en Sicilia y mantenían relaciones con Nápoles y toda Italia. Los escépticos no quedaron convencidos y usaron este cuento para negarle antigüedad a la tradición turolense...
El siglo XX, sin duda, será el de la seriedad crítica. La obra de Emilio Cotarelo y Mori, (crítico gallego profesional que sólo se basa en premisas objetivas y sólidas) Sobre el origen y desarrollo de los Amantes de Teruel (1903) cuestionará la tradición, la fiabilidad de lo documentos, la autenticidad e identificación de las momias y, por si fuera poco, añadirá que el cuento de Boccaccio es el origen de Los Amantes. La obra de Cotarelo también tiene puntos flacos (ignora a los notarios, da excesiva importancia a las diferentes versiones literarias, etc.), pero provocó que los amantistas convencidos se lanzaran a buscar datos para rebatir las devastadoras conclusiones del ilustre académico.
Jaime Caruana en el Volumen conmemorativo del IV centenario del descubrimiento de sus momias (1955) expondrá algunos hallazgos con valor histórico: exactitud de la fecha en que fue juez Domingo Celadas (1216-1217), los apellidos Segura y Marcilla existieron durante el siglo XIII, etc.
Carlos Luis de la Vega y José Luis Sotoca publican Análisis crítica-filológico de los protocolos notariales sobre los Amantes (1976) y Los Amantes de Teruel: la tradición y la historia (1979). Ambas investigaciones, en función de la antigüedad de las palabras acaban fijando la fecha del “papel antiguo” –fuente del Protocolo de Yagüe de Salas- entre los últimos años del siglo XIV y la primera mitad del siglo XV.
Conrado Guardiola Alcover (1978) data la Historia de los Amantes por medio de un análisis lingüístico, fonético, morfológico y sintáctico y llega a las siguientes conclusiones:
La Historia antigua en que se basa el Protocolo es genuina.
El lenguaje es aragonés, es fabla auténtica medieval.
El texto puede datarse en el último tercio del siglo XV (aunque la tradición haya podido forjarse en el XIII)
Picoche (hispanista francés), De la Vega, Guardiola Alcover, etc. analizan las semejanzas y diferencias entre Los Amantes de Teruel y Girólamo e Salvestra de Boccaccio y llegan a la conclusión de que los componentes estructurales del Decamerón implican dependencia de un texto anterior, el cual no puede ser más que La Historia de los Amantes de Teruel antigua, bien en la versión que ahora conocemos u otra similar. No se trata de una traducción más o menos lineal, sino de una reinterpretación.
C.- CONCLUSIONES:
De los seis puntos en que basó Cotarelo su teoría antiamantista, cuatro han quedado desmentidos por la crítica moderna. Sólo dos de sus argumentos pueden mantenerse, aunque cada vez con menos consistencia: las momias no están claramente identificadas y no hay ningún texto ni referencia a los Amantes anterior a la fecha del Decamerón, 1350. La investigación, sin embargo, no ha dicho su última palabra...
Mientras tanto, el pueblo turolense recrea la Celebración de las Bodas. Desde 1997 se celebra en Teruel la que ya es una de sus fiestas más importantes: Las Bodas de Isabel de Segura. Bajo la diestra batuta de Raquel Esteban Martín y el sabio asesoramiento de Gregorio A. Gómez, más de 15.000 turolenses reviven aquella época y participan en los actos que se celebran por las calles: mercadillo medieval, bodas, pasacalles con instrumentos recuperados de la época, danzas, bailes, teatro, escenificación de la historia de los Amantes, lectura de romances, escena del beso (todos los enamorados se pueden besar como homenaje a los Amantes)...
Desde la mayoría de hogares turolenses, con el trabajo de grupos y asociaciones culturales, con la llegada de gentes de tierras limítrofes (sobre todo, valencianos) y hasta de fuera de las fronteras hispanas, se revive el espíritu de la medievalmanía. Es como una vuelta a aspectos del Romanticismo decimonónico.
A esos turolenses, amantes de la tradición, convencidos de ella con una fe casi genética, sin interrogantes existenciales, con sencillez, con espíritu festivo, recreando la leyenda como figurantes, como actores secundarios, como protagonistas que suplen con el afecto y la imaginación donde no alcanza la razón. A esos turolenses no les hace falta ninguna verdad científica.
No obstante, hay que seguir investigando para convencer a los no convencidos, para fundamentar la fe de “ese pueblo enamorado que hace que en vuestra tumba siempre brote una flor..” y para que la atracción, casi fatal, que tal enigma despierta encuentre definitivamente la luz.
Ultimas noticias: Las momias de los Amantes de Teruel corresponden a un hombre y una mujer que fallecieron a principios de siglo XIV. Este es el resultado del análisis de muestras de las momias recogidas por miembros del equipo de Atapuerca y realizados en Miami. (Prueba del carbono 14). El margen de error es de 70 años más o menos. Esto no demuestra que dichas momias sean de Juan Diego e Isabel, pero desmienten maledicencias varias sobre dichos restos...