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miércoles, 26 de abril de 2017

LA GENERALITAT DE CATALUNYA AFIRMA QUE "LOS SOBERANOS CATALANES OBTUVIERON ARAGÓN POR VÍA MATRIMONIAL"



La web oficial de la Generalitat de Catalunya (www.gencat.cat), en su apartado de Historia, relata cómo “en 1137, el rey Ramiro II de Aragón cedió la soberanía del reino y la mano de su hija Petronila al conde de Barcelona, Ramon Berenguer IV”. La misma web señala que “La Cataluña Vieja vivió, durante los siglos XII y XIII, una etapa de expansión política y territorial. En el norte, los soberanos catalanes ganaron la Provenza. En el oeste, por vía matrimonial, obtuvieron el reino de Aragón. Y en el sur, conquistaron a los musulmanes el resto del actual Principado, hasta llegar al Ebro, es decir, la Cataluña Nueva. Años más tarde, tomaron a los sarracenos Mallorca y Valencia”. Incluso descubrimos que existió un monarca llamado “Jaime I de Cataluña y Aragón”. Además, descubrimos cómo “Ribagorza era un condado autónomo que formaba parte de la Cataluña la Vieja”.

Pero el peculiar relato histórico que realiza la Generalitat de Catalunya no se detiene ahí, pues en la misma web y en su apartado de Lengua explica cómo “la lengua catalana, a lo largo de la historia, ha sido utilizada fuera de los Países Catalanes. De hecho, ha gozado de cierta difusión y fue la lengua usual a lo largo del Mediterráneo durante la Edad Media y hasta el Renacimiento”. No solo eso, sino que “en los territorios itálicos, sobre todo en las ciudades, que pertenecieron a la Confederación Catalanoaragonesa, los comerciantes y la gente de cultura conocían y utilizaban el catalán. La catalanización fue especialmente intensa en la isla de Cerdeña (…) La catalanización abarcó toda la isla, como testimonian la documentación antigua, la toponimia, la antroponimia y la influencia en la lengua sarda”.

Además, en el siglo XIV, se produjo “la expansión de la casa de Barcelona por el Mediterráneo” y “la Iglesia no tan solo no reconoció los derechos de Pedro II sobre Sicilia, sino que declaró que el rey catalán era un rebelde y exoneró a sus súbditos de la desobediencia debida”. Y qué decir de “los nobles aragoneses, resentidos por no haberles hechos partícipes de la expedición siciliana”.

Curioso es también conocer que “en el siglo XV, cuando Atenas y Morea eran posesiones catalanas, el prestigio de la lengua hizo que se extendiera también por el mar Egeo”. Y que “a finales del siglo XV, un número considerable de impresores alemanes y franceses aprendió la lengua catalana para establecerse en ciudades de los Países Catalanes, donde introdujeron la imprenta”. Incluso trata de convencer al lector de que “son conocidas las sospechas razonables sobre la catalanidad de Cristóbal Colón, que contó con un notable entorno catalán en las expediciones americanas”.

En cuanto a sus personajes de ciencia ilustres, cabe destacar a Santiago Ramón y Cajal, del que en una extensa biografía solo aparece el dato de que nació en Petilla de Aragón como único elemento no vinculado con Cataluña.

La lengua delimita el dominio de la cocina catalana

Finalmente, es sorprendente descubrir que “la lengua delimita el dominio de la cocina catalana” y que “es un hecho asumido que hay una cocina catalana nacional que comprende los Países Catalanes”. Y es que “la lengua (catalana) es lo que delimita básicamente el espacio geográfico, histórico y cultural de esta cocina. La catalana ha hablado y habla catalán. Y esta, sin duda, es la primera singularidad”. De hecho, “detrás de la cocina catalana actual está la historia de un país, un territorio, una voluntad de existir”. Entre los alimentos de esta “cocina catalana nacional” encontramos “la pasta, pastelería casera, harina, cocas, judías, garbanzos, lentejas, arroz, patatas, espinacas, coliflores, zanahorias, alcachofas, tomates, cebollas, ajos, pollo, patos, ocas, cabrito, conejos, aceites de oliva y técnicas como la cocción a la brasa, guisados, estofados o fritos”. Es decir, vemos cómo “la cocina catalana nacional que comprende los Países Catalanes” es totalmente genuina y diferente de las demás.

Desde la Plataforma Aragonesa No Hablamos Catalán queremos manifestar que, fuera de las sonrisas y de la vergüenza ajena que podamos sentir ante tales barbaridades históricas, los partidos políticos aragoneses y el Gobierno de Aragón se lo deben tomar muy en serio pues es a diario que desde el nacionalismo catalán y desde el Gobierno de la Generalitat de Catalunya se apropien de la historia de Aragón, la manipulen y siempre en contra de los intereses de la verdad y de nuestra tierra. La machacona idea de que gran parte de Aragón forma parte de los Países Catalanes debe ser combatida intelectualmente pero también políticamente, pues la dejadez solo lleva a que una mentira pueda llegar a ser creída por muchas personas y no solo en Cataluña, sino ya también en el propio Aragón.

ENLACES A LOS CONTENIDOS DE LA WEB DE LA GENERALITAT DE CATALUNYA DENUNCIADOS:





Fuente: José Luis Vergara

domingo, 25 de mayo de 2014

ORIGEN ECLESIAL DE LAS CUATRO BARRAS DE LA BANDERA DE ARAGÓN Y SENYERA CATALANA (Y DEMÁS REINOS DE LA CORONA DE ARAGÓN...)


La Historia viene siendo manipulada y tergiversada por los poderes desde tiempos inmemoriabales y ahora, también, por corrientes nacionalistas. Para lograr fines interesados no se tiene inconveniente alguno en inventar mitos, leyendas o... películas, como diríamos hoy.

Es conocida la leyenda inventada en el siglo XVI en la que se asegura que las cuatro barras de la senyera catalana deben su origen al conde  Wifredo el Velloso (Guifré "el Pilós") (840-897) que había deslizado sobre su escudo la mano impregnada en la sangre que manaba de sus heridas.  Se trata, sin duda alguna, de una falsa tradición, rechazada íntegramente por todos los historiadores serios. Es evidente que las leyendas son mucho más seductoras que la mera y prosaica realidad... Ahí está la razón de su éxito. 

En los Anales del Reino de Aragón realizados entre los años 1562 y 1580 por Jerónimo de Zurita, (incuestionable su autoridad como cronista moderno y su método historiográfico riguroso. Muestra una nueva concepción de los deberes de un historiador y, no contento con los amplios materiales guardados en los archivos de Aragón, buscó sus fuentes en los Países Bajos, Roma, Nápoles y Sicilia, para encontrar documentos de primera mano que le permitieran replantear la historia desde sus materiales más fidedignos), leemos en el tomo I, folio 91, página 1, que el Papa Inocencio III autorizó a D. Pedro II Rey de Aragón, Conde de Barcelona y Señor de Monpelier, a usar como propios los colores del Gonfalón o estandarte de la Iglesia, (palos rojos sobre dorado), al renunciar D. Pedro, al derecho que tenía como rey, a nombrar Obispos a su capricho (cosa normal y privilegio de todos los reyes medievales), y declararse él y sus descendientes y con él todos sus territorios, feudatario de la Santa Sede. Eso ocurría el año 1.204


Los Condes de Barcelona, El Reino de Valencia, Baleares, Sicilia, Nápoles, la ciudad valenciana de Alguer e incluso el sur de Francia tienen en sus escudos heráldicos la señal “DEL REY" como prueba de que todos ellos formaban parte de la Corona de Aragón, como así aparece en documentos, testimonios, historia, escudos, pinturas, tablas, manuscritos, ilustraciones, pergaminos, bordados y tejidos.