El torico.- Sobre un alto pedestal columnario de piedra
labrada, un torico preside (algunos forasteros lo tachan de minúsculo con cierta sorna) como si de un tótem hierático se tratase, la vida de la ciudad de
Teruel desde el corazón de la misma, la Plaza del Torico, y nos recuerda las
raíces de esta pequeña capital según una antigua leyenda. Los turolenses
sabemos muy bien que la palabra “torico” es la más apropiada porque lo define
con precisión tanto en la faceta dimensional como en la afectiva. La obra
actual, una fuente con cuatro caños con forma de toro, data de 1858 y vino a
sustituir a otra más bella realizada en el siglo XVI por Pierres Vedel, el
artífice de la canalización de agua de la ciudad.
Fiesta de la Vaquilla
La leyenda.- La tradición cuenta que en el siglo XII, durante
la Reconquista, el rey Alfonso II, tras tomar varias plazas importantes, siguió
por la ribera del Martín y al llegar a lo que ahora es Teruel dividió a su
ejército para enfrentarse a rebeldes en las montañas de Prades, quedando el
resto de sus guerreros en las llanuras de Cella con órdenes de permanecer a la
defensiva. En este punto es donde se confunden historia y leyenda, pues los
guerreros desobedecieron las órdenes del rey y siguieron a un toro bravo al
que le acompañaba una estrella desde el firmamento, pues lo habían visto en
sueños premonitorios. Señal que, según ellos, marcaba el sitio donde establecer
una nueva población. Así tomaron la fortaleza de Teruel plantando su
estandarte en la plaza conquistada.
Este hecho se encuentra representado en uno de los cuatro cuarteles del
escudo de Teruel, con un toro que lleva encima una estrella.
Por otra parte, según la etimología de Teruel, el antiguo Turba o
Turbana, proviene de dos palabras hebreas, "thor" y "bat",
que significan "lugar del toro".
Según otros autores, la fundación de la ciudad de Teruel se atribuye a
los fenicios, que remontando el cauce del río Turia en busca de un lugar para
establecerse, encontraron al fin una buena tierra con mucho ganado, levantando
allí un pueblo y dando el nombre a dicho río de Turriar o Turia, debido a la
abundancia de toros que había, y aplicando el nombre también a la población