Según
los datos que ofrecía en 2013 Natxo Sorolla, sociolingüista hijo del
Matarranya, miembro de la Xarxa Cruscat del IEC y del CUSC de la Universitat de
Barcelona, de los 50.000 habitantes de la Franja, unos 42.000 tienen el catalán
como lengua de uso habitual en el ámbito familiar y local. Ramon Sistac añade
que "la mayoría de colegios e institutos de la Franja imparten catalán
opcional y voluntario fuera del horario lectivo, a petición de las asociaciones
de padres y prácticamente el 90% del alumnado estudia catalán".
Según
Sistac, el argumento para estudiar catalán "no responde a una
manifestación de identidad sino a un criterio práctico" por la cercanía y
relación con municipios cercanos que ya pertenecen a Catalunya. Y en este
punto, extremos opuestos de la polémica coinciden. Facao también cree que el
estudio de la lengua responde a motivaciones pragmáticas, aunque el portavoz de
la entidad, Ángel Hernández, va más allá y acusa a los "pancatalanistas"
de usar la lengua "como herramienta de expansión de Catalunya".
A
pesar de la polémica avivada por las entidades proaragonesistas, el alcalde de
Fraga –la localidad con mayor peso de la Franja–, Santiago Escándil (PP),
apacigua el debate: "Las lenguas sirven para que la gente se entienda
hablándolas, no para enfrentarnos y, por eso y entre otras cosas el equipo de
gobierno del que formo parte ha hecho lo necesario para que los jóvenes de
Fraga acaben la Secundaria con un dominio suficiente del máximo de lenguas posible.
Entre ellas, y por razones prácticas, está el catalán". "Las lenguas
son un elemento integrador y enriquecedor y no un elemento diferencial y
separador", añade el alcalde de la capital del Bajo Cinca.