Recreación del castillo de Aliaga
Entidad: Villa. El municipio cuenta con otras cinco entidades de
población: Campos, Cirugeda, Santa Bárbara, La Cañadilla y Aldehuela. Comarca:
Cuencas Mineras.
Habitantes:
400 (2005)......2.500 (1960)
Altitud: 1.105 m. Distancia a Teruel: 66,3 km
PARQUE GEOLÓGICO: Villa situada en el piedemonte de la Sierra de San Just, junto
al río Guadalope, en la zona de confluencia con el río de la Val. Este último
río, a partir de las instalaciones mineras de Santa Bárbara, abandona los
conglomerados masivos de la zona de Cobatillas para introducirse en los
materiales cretácicos de Aliaga, cuyos sedimentos y estructuras geológicas son
de una gran espectacularidad y, al mismo tiempo, de gran interés didáctico.
Aprovechando la riqueza y variedad en configuraciones geológicas de la zona
(que supone un muestrario de los últimos 200 millones de años de historia) se
creó el Parque Geológico de Aliaga, con la idea de difundir estos valores
naturales mediante once itinerarios señalizados y explicados en paneles
generales y descripciones puntuales. Se trata, pues, de potenciar el desarrollo
de un turismo respetuoso con el entorno y que contribuya a revitalizar la comarca.
Las primeras estructuras que atraviesa el río de la Val entre Santa Bárbara y
el castillo de Aliaga corresponden al flanco occidental de un anticlinal, con
capas verticalizadas que han quedado en resalte en algunos puntos (Santa
Bárbara, La Porra). En este tramo es interesante el grado de conservación que
presenta la vegetación de ribera, a pesar de las talas, fundamentalmente chopos
y sauces, a los que se unen juncales y especies subacuáticas. Al mismo tiempo,
el paisaje se enriquece con el contraste entre las cuestas calcáreas con un
moteado de enebros y sabinas y los espacios entre éstas, con mayor presencia de
suelo, donde encontramos verdaderos bosquetes de guillomos, en ocasiones
alternando con masas mixtas de pinos. Por su parte el río Guadalope llega a
Aliaga proveniente de las estructuras de la Sierra de las Lastras, desde donde
sigue el núcleo del anticlinal de calizas jurásicas mediante profundas
entalladuras.
Entre Aliaga y Aldehuela se suceden numerosas panorámicas de interés geológico,
generadas por los repliegues de los sedimentos marinos cretácicos, en los que
se diferencian dos etapas de plegamientos, una de las cuales produjo repliegues
disarmónicos o serpenteantes, bien visibles en las curvaturas que presentan las
diferentes capas de calizas. El río Guadalope corta el flanco oriental del
anticlinal de Aliaga, mediante un tramo estrecho en el que las capas están muy
verticalizadas, y en el que se han instalado numerosos esquemas y
explicaciones, mostrando datos relativos a la sedimentología, paleontología y
tectónica de dichos materiales, con los que resulta más fácil comprender la
génesis de este paisaje.
CENTRAL TÉRMICA: Aguas abajo se encuentra la
central térmica de Aliaga, que comenzó a funcionar en 1950, siendo la primera
que se instaló en Teruel para aprovechar sus recursos lignitíferos, y que dejó
de funcionar en 1982, lo cual afectó tanto a las explotaciones mineras de
carbón de la zona como a los propios trabajadores de la térmica, descendiendo
notablemente la población de Aliaga. El carbón se explotó hasta los años 80
mediante galerías, pasando a partir de esos años la mayor parte de la
extracción a las cuencas de Andorra y Escucha.
No carecen de interés artístico algunos edificios de la central térmica, como
el que alberga toda la maquinaria, de carácter pre-racionalista, o el edificio
de servicios, de dos plantas con torreón y que en origen debió de albergar la
iglesia-vivienda del párroco.
El embalse que se construyó para la térmica de Aliaga está instalado sobre los
materiales cretácicos, aunque una parte del vaso del embalse se extiende por
los conglomerados terciarios de la Aldehuela, que debido a su gran dureza
mantienen un cauce estrecho. En las orillas del mencionado embalse se mantiene
un carrizal, que permite la presencia de algunas aves ligadas a estas
comunidades vegetales, como carriceros, escribanos montesinos, garzas, fochas,
pollas de agua, martín pescador, así como una gran variedad piscícola que
permite el aprovechamiento deportivo del embalse.Más abajo de la presa de la
térmica de Aliaga, el río Guadalope penetra en varios tramos estrechos hasta
llegar a Montoro de Mezquita, especialmente al atravesar las calizas
cretácicas. Los desfiladeros más impresionantes son la Hoz Mala, la Boca del
Infierno y el Estrecho de Valloré. Este último llega a tener 3 metros de
anchura únicamente, con cortados verticales que superan los 60 metros.
HISTORIA: No carece de interés tampoco la rica historia de Aliaga.
Conquistada definitivamente por Alfonso II en fecha desconocida, ya en 1163 era
sede de una encomienda de la Orden del Hospital de San Juan de Jerusalén,
constituida por Pitarque, Fortanete y Villarroya de los Pinares, además de la
propia Aliaga. Pocos años después, en 1196, se estableció en esta población uno
de los primeros mercados de Aragón por concesión de Alfonso II. En 1462 la
localidad fue tomada por el señor de Híjar, partidario del príncipe de Viana
frente a Juan II, aunque se reconcilió con el rey hasta el punto de ser
nombrado conde de Aliaga dos años después, en un curioso condominio con la
Orden de San Juan. José Bonaparte en 1810 estableció aquí una subprefectura en
su división del territorio nacional y durante las guerras carlistas el general
O’Donnell sitió esta plaza en 1840.
CASTILLO SANJUANISTA: Testigo privilegiado de todos estos acontecimientos ha sido,
desde el risco donde se alza, el castillo de Aliaga, cuyos restos actuales datan
de los siglos XIII y XIV. La primera noticia que de él se tiene es su donación
en 1118 a Lope de Tarazona por parte de Alfonso I el Batallador. En sus ruinas
se distinguen los tres recintos, topográficamente escalonados, que lo
componían. En lo alto de un peñasco se alzaba la torre del Homenaje, bajo ella
un segundo recinto y, cerrando el conjunto, el recinto exterior. Este último es
el mejor conservado y se compone de cerca de una docena de torres cilíndricas.
Todo el conjunto se realizó en mampostería salvo la torre cuadrada que protegía
la entrada, levantada en tapial.
También debió de formar parte del sistema defensivo de la villa la torre
cuadrada con almenas emplazada a las afueras de la villa, cuya función con toda
probabilidad fue la de vigilar el acceso por la cabecera del río Guadalope.El
urbanismo de la población está claramente organizado en torno al viejo eje
viario que cruzaba entre el castillo hospitalario y el Guadalope. En la parte
alta de la población desparrama el caserío en la parte baja de la ladera del
castillo hospitalario, formando un conjunto de callejuelas sinuosas, con
pasadizos de sabor medieval.
IGLESIA PARROQUIAL: Un lugar privilegiado en este marco ocupa la amplia iglesia de
San Juan Bautista, fechada en 1636, según consta en la portada. El interior del
templo se distribuye en tres naves cubiertas con bóveda de medio cañón con
lunetos. La torre, a los pies, en el lado del evangelio, tiene dos cuerpos de
planta cuadrada y el tercero octogonal. Pero sin duda el interés artístico de
este templo reside en sus piezas de orfebrería. La pieza más antigua es una
cruz procesional en plata sobredorada de hacia 1575, atribuible a Lorenzo
Martón. En el presbiterio cuelga una lámpara votiva de plata, obra de Miguel
Cubell, donada por el comendador de las bailías de Aliaga y Castellote en 1618.
De este mismo momento es una naveta de plata y, ya del XVIII, dos cálices de
plata, uno barroco, donado en 1744, y el otro, de transición al neoclasicismo,
donado a la ermita de Nuestra Señora de la Zarza en 1771. Han de mencionarse
además una custodia y un incensario del mismo material que los anteriores.
AYUNTAMIENTO: Dentro de la arquitectura civil merece destacarse el
ayuntamiento, en cuya planta baja se abre una serie de siete arcos rebajados,
mientras que la superior ostenta un balcón con reja y gran alero de madera
coronando el conjunto. En el interior se abre un sencillo patio. También de
época medieval se conserva, dentro de la arquitectura civil, los pórticos
góticos de la calle Mayor. Precisamente aquí, cerca del consistorio, se abren
algunos buenos ejemplos de casonas.
SANTUARIO DE LA VIRGEN DE LA
ZARZA: Al sudeste de la población, junto
al río Guadalope, se halla la ermita de la Virgen de la Zarza, datable entre
1685 y 1728. El edificio, al que se accede a través de un interesante puente,
cubre sus tres naves del mismo modo que la iglesia parroquial de la localidad,
pero en el crucero se levanta una cúpula sobre tambor y en el presbiterio una
bóveda conchiforme. Su interior se decora con ricos esgrafiados cuya temática
se refiere a la Virgen titular. La fachada dieciochesca se flanquea con dos
pequeñas torres. Por su parte, la portada sigue los modelos del barroco sobrio.
En 1950 se decoró con grandes cuadros de temas marianos del pintor Rafael
Cardells.
Nuestra Señora la Virgen de la Zarza es la patrona de la localidad, en honor a
la cual se celebran las fiestas en el mes de septiembre. El día 8, tras rezar
el rosario de la aurora, se acude en procesión al santuario, situado donde,
según la tradición, se apareció su imagen sobre un zarzal de moras silvestres a
Jaime Torrecilla allá por el año 1171. Actualmente todavía tienen lugar en la
ermita la ofrenda de flores con salve a la Virgen y los gozos cantados en la
novena.
FESTIVIDADES: No se ha perdido la costumbre
de festejar a los santos mártires, San Fabián y San Sebastián, el 20 de enero,
con encendido de una hoguera y cena alrededor de las brasas. Por la tarde, tras
la celebración de la misa en la que se adorna desde siempre el altar mayor con
mandarinas y obleas de color blanco y rosa, se cantan albadas en el atrio de la
iglesia. Música y verso se unen para dar cuenta, en tono festivo, de los
sucesos y anécdotas acaecidas en la villa a lo largo del año. En el pasado
salían por las calles botargas con trajes de colores y caretas de cuero.
También se celebra la festividad de San Juan Bautista, titular de la
parroquial, el 24 de junio. La víspera los jóvenes plantan el mayo en la plaza
del Cuartel. Unos días antes van a buscar el pino (mayo) al que se empalmará
una capota y no se quitará hasta después de las fiestas de septiembre. Antes se
enjabonaba el tronco y se intentaba subir por él; actualmente sólo se conserva
la costumbre de colocar alguna enramada en los balcones de las mozas.
BIBLIOGRAFÍA.- INSTITUTO DE
ESTUDIOS TUROLENSES.
Diputación de Teruel
BENITO MARTÍN, F. (1991), t. II, pp.
140-141.
ESTERAS MARTÍN, C. (1980), t. I, pp.
230. 286, 288,
289, 302, 304; t. II, pp. 15, 16, 28, 35, 145, 231-232, 238, 257, 269, 270,
298.
GUITART APARICIO, C. (1988), p. 18.