domingo, 26 de febrero de 2017

Catalán y aragonés sobreviven a la globalización y la multiculturalidad en Aragón






Valderobres/Valderoures (Teruel)

El primer estudio sobre la transmisión familiar de las lenguas propias de la comunidad en sus zonas de uso diagnostica la vitalidad del primero, que se sigue heredando en el 80% de los hogares, y alerta sobre la pérdida de vigor del segundo, donde el legado baja al 56%.

El catalán y el aragonés sobreviven en Aragón a la era de la globalización y la multiculturalidad, aunque el uso de la primera comienza a tender a la baja en los sectores más jóvenes de la población mientras la ruptura de la herencia pone en peligro la permanencia de la segunda, según revela el primer estudio sobre el grado de transmisión de estas lenguas, elaborado por el Seminario Aragonés de Sociolingüística y que será presentado este lunes en la Universidad de Zaragoza.

El análisis, que se basa en los microdatos del Censo de Viviendas del Instituto Nacional de Estadística (INE) y el Insituto Aragonés de Estadística (Iaest), cifra en 8.425 los residentes en Huesca y el Pirineo que saben hablar el aragonés –el 5,3% de la población- y en 25.663 –el 53,6%- los catalanoparlantes de las comarcas orientales de las tres provincias de la comunidad. Ambos porcentajes crecen, hasta el 9,4% y el 64,6%, respectivamente, si se tiene en cuenta a quienes entienden esas lenguas habladas y/o escritas en sus zonas de uso predominante.

El 80% de los catalanoparlantes de Aragón sigue transmitiendo el idioma a sus hijos

En ambos casos, la utilización como vehículo comunicativo habitual es ligeramente mayor entre los hombres que entre las mujeres –la emigración femenina a la ciudad siempre fue más intensa que la masculina en el Pirineo-, mientras que los mayores porcentajes se dan en las franjas de edad que superan los 25 años. Más de la mitad de los catalanoparlantes y los hablantes de aragonés tienen estudios secundarios, y superan el 10% entre quienes han terminado los universitarios.

Continuidad incierta y umbral razonable

Esa extensión del uso en sus zonas tradicionales, sin embargo, no garantiza la continuidad de la lengua en el caso del aragonés, cuyo futuro consideran “incierto” los autores del estudio: en el 56% de las familias se mantiene la transmisión de la lengua de padres a hijos, mientras que ésta se pierde en casi un tercio -31%- de las unidades y, al mismo tiempo, otro 13% de hablantes se incorpora por otras vías, como el aprendizaje académico o a través del cónyuge. Las pérdidas superan al reemplazo.

La situación es mejor en el catalán. El grado de transmisión paterno-filial alcanza el 79% en las comarcas de la Franja oriental de la comunidad, donde la ruptura se queda en el 9% y se ve superada por la incorporación desde otras vías, que llega al 12%. “Se supera un umbral razonable para que haya dinámicas lingüísticas entre gente de diferentes localidades y comarcas”, señalan.


El primer estudio diagnostica la vitalidad del catalán y alerta sobre la pérdida de vigor del segundo, cuyo legado baja al 56%

“No hay pérdidas importantes entre los hablantes de catalán, aunque la situación de la lengua es más de mantenimiento que de vitalidad”, explica Natxo Sorolla, profesor de Sociología en la universidad Rovira i Virgili de Tarragona y coordinador del estudio, que destaca que, aunque en toda la Franja se mantiene la transmisión, se registran “pérdidas importantes” en comarcas del norte como La Llitera, La Ribagorçaa y en el suroeste, en El Mesquí.

En esas zonas se dan dos fenómenos como la reducción del uso de la lengua materna entre los más jóvenes –apenas el 25% de las interacciones entre catalanoparlantes adolescentes y jóvenes se producen en ese idioma en el Baix Cinca y La Litera- y el aumento de las relaciones personales –comerciales y administrativas también- con habitantes de áreas en las que apenas se utiliza, como ocurre con Graus en el caso de La Ribagorça y con Alcanyís en el caso del Mesquí.

“La transmisión familiar es el punto de inflexión”

“La transmisión familiar es el punto de inflexión de una lengua, y cuando éste cae es cuando la Unesco la señala como amenazada”, anota Sorolla, que estima en un 20% la pérdida de hablantes de aragonés que se da en cada generación. No obstante, sigue teniendo vitalidad en valles pirenaicos como los de Benasque, Echo y Ansó, además de en buena parte de La Ribagorza, la comarca trilingüe.

Los microdatos del censo también han permitido detectar la presencia real de ambas lenguas fuera de sus territorios históricos. En algunos casos, con resultados sorprendentes más allá de la fuerte presencia de colectivos de hablantes tanto de catalán como de aragonés en Zaragoza –supera en número a algunas zonas de origen, aunque con una obvia baja densidad-, principalmente causada por los movimientos migratorios hacia la capital.

Así, los catalanoparlantes suponen el 7,5% de la población en ciudades como la turolense Alcañiz, y alcanzan el 7,1% y el 4,7%, respectivamente, en las oscenses de Monzón y Barbastro, en las que los porcentajes de hablantes de aragonés son del 3,7% y el 3,8%. Es también reseñable la presencia de estos últimos en Ejea (Zaragoza).

Fuente: Eduardo Bayona.- El Periódico de Cataluña: 26/02/2017

viernes, 17 de febrero de 2017

Las mejores mentiras son aquellas que se vuelven arte y hacen de la vida algo bello o sublime.






Este año se cumple el 800º aniversario de Los Amantes de Teruel. La ciudad se vuelca en la celebración de una leyenda que ha dado la vuelta al mundo, aunque algunos solo hayan retenido lo de “tonta ella, tonto él”. Las Bodas de Isabel que diseñó Raquel Esteban disfrazan a Teruel de la Edad Media y atraen a una multitud. Magdalena Lasala (El beso que no te di), Javier Vázquez (Y si fuera posible amar…), Javier Sierra —que pasó una noche a solas en el mausoleo, pegado a las tumbas— y Javier Navarrete, con una ópera, han sido los últimos creadores que han arrojado su mirada sobre esta tragedia romántica hasta el delirio.
Hay historiadores que subrayan que el relato, ambientado en 1217, es un cuento, que nunca sucedió. Lo imaginó alguien en el siglo XV. En eso es una leyenda como tantas: una bonita mentira. Ahí está la gracia.
La mentira es despreciable cuando es despreciable. Pero hay mentiras y mentiras. Las mejores son las que evitan un daño innecesario, las que son más verdad que la verdad y aquellas que se vuelven arte y hacen de la vida algo bello o sublime. La belleza de las mentiras.
En El hombre que mató a Liberty Valance, John Ford recomendaba privilegiar la leyenda sobre la realidad. Qué sería de nosotros sin la mentira. Si solo pudiéramos exaltar los hechos y personajes cuya verdad fuera contrastada, los días se harían insoportables y el arte también. Además, el negocio de la religión se vendría abajo y nos quedaríamos sin navidades, semanas santas y fiestas de guardar.
Bendito y alabado sea el anónimo autor de la mentira de Los Amantes de Teruel.

Luis Alegre (El País)

16 FEB 2017

miércoles, 8 de febrero de 2017

Los Amantes de Teruel vuelven de la tumba (nunca se fueron)




El compositor Javier Navarrete convierte en ópera la leyenda de Isabel de Segura y Juan de Marcillla.

Teruel también existe, clama el esforzado dicho local en la menos poblada de las capitales de provincia españolas (35.000 habitantes). Y sobre todo, más allá de los imponentes rascacielos mudéjares patrimonio de la Humanidad, existen sus amantes, Isabel de Segura y Juan Martínez de Marcilla. Allí siguen, 800 años después, dándose la mano en el Mausoleo de los Amantes construido por Juan de Ávalos en 1956 y visitado cada año por 130.000 personas. Allí siguen… o así. La leyenda de su muerte por amor en 1217, que no pocos creen historia, se alimenta cada año por estas fechas (en esta ocasión será del 16 al 19 de febrero) con la representación popular de la muerte de Isabel y Juan (o Diego, como se prefiera) en los aledaños de la Plaza del Torico, el pulmón sentimental de la ciudad. Mientras tanto, cuadernos, pasteles, abanicos, botellas de vino, tapas y posters… todo vale en la ciudad para seguir manteniendo viva la llama de los jóvenes despechados.

Pero este año, las festividades que reivindican como cierto el mito de aquellos dos jóvenes muertos por amor albergan un ingrediente extra: la ópera Los amantes, que el compositor local afincado en Brighton Javier Navarrete ha regalado a la ciudad. Esta ópera de hora y media de duración e interpretada tanto en sus voces como en sus instrumentos por ciudadanos de Teruel se estrenará este miércoles en la iglesia mudéjar de San Pedro, y tan solo será representada en cinco ocasiones, los días 8, 10, 11, 12 y 14 de febrero.

Uno de sus escenarios es la propia capilla de San Cosme y San Damián, dentro de la propia iglesia, donde en 1555 fueron halladas por vez primera las dos momias que –según los defensores a ultranza de la veracidad de la historia- pertenecen a Isabel de Segura y a Juan Martínez de Marcilla. No faltan quienes, como el historiador local Fernando López Rajadel, creen sin embargo que se trata de las momias de dos antepasados de la familia Segura, madre e hijo. “Ni hablar, la prueba del carbono 14 que le hicieron los científicos ya dijo que la que está ahí debajo no fue madre, ese señor puede decir lo que quiera”, protesta una de las vigilantes del Mausoleo de los Amantes. La controversia que no cesa.

“Lo único que he cambiado de la historia es la situación de Juan, porque en vez de volver rico de la guerra –cosa que hoy no quedaría como muy glamurosa que digamos- yo le hago volver pobre y encima leproso, con lo cual creo que se justifica mejor su muerte, es más realista, más creíble”, explica Javier Navarrete mientras bebe una cerveza en el improvisado backstage tras el primer ensayo con público de Los amantes, el pasado sábado: justo a espaldas de lo que sería el sepulcro de los dos jóvenes.

Javier Navarrete adquirió notoriedad en 2007, cuando fue nominado al Oscar a la mejor música original por su trabajo en la película de Guillermo del Toro El laberinto del fauno. Además llegó a ganar un premio Emmy por la música del telefilme Hemingway and Gellhorn, producido por HBO y que protagonizaron Nicole Kidman y Clive Owen.

Fue hace ya dos años cuando los responsables de la Fundación Amantes, que gestiona el Mausoleo de los Amantes así como la inmensa mayoría de las actividades y publicaciones en torno a la leyenda (o historia) que popularizara en teatro Tirso de Molina, le pidieron que compusiera algo pensando en el 800 aniversario, ahora a punto de celebrarse. “Enseguida pensé en una ópera. Me senté a escuchar la iglesia de San Pedro y vi con claridad que esto solo funcionaría con música medieval en cuanto a espaciamiento, en cuanto a holgura, una música lenta, de ciclos largos, limpia… y a eso le puse luego un acento romántico”, explica el compositor, que asegura: “Esta obra ha sido compuesta a la medida de la iglesia de San Pedro, nace y muere aquí”.

Los sonidos medievales del laúd, la flauta, el violín, el arpa, el monocordio, la tafona o el tambor de piel, el eco emocionante de un coro local de voces blancas y alguna que otra licencia extravagante vertebran estas andanzas de Isabel y Juan (Diego, según la nomenclatura de Tirso de Molina). Pero Javier Navarrete se ha reservado el derecho de introducir una cuña de modernidad entre tanta Edad Media y tanta leyenda: de repente, cuando los padres de Isabel le prohíben que se case con su amado porque no tiene fortuna, ésta saca de entre sus ropajes ¡una pistola! “Creo que es un golpe de efecto divertido. La idea es un poco decir que los Amantes son de todas las épocas”, explica el compositor, que además travistió a los malvados padres de la pobre Isabel de Segura en una especie de traficante del Bronx de los años 70 y en un personaje que parece sacado del Ubú de Jarry o del cine mudo de Chaplin.

Fuente: Borja Hermoso.- El País, 8/2/2017