domingo, 15 de julio de 2018

Jorge Moradell: "Deberíamos volver a una vida más primitiva, nos haría felices"



El fiscal de Medio Ambiente de Teruel propugna huir del voraz consumismo e investigar formas de producción inocuas como recetas para salvar el Planeta.
Dada la escasez de población e industrialización de la provincia, Teruel no presenta una grave problemática de agresión ambiental. Sí es cierto que, precisamente, por el desplome demográfico se producen delitos contra el patrimonio arqueológico. La gestión de los purines por la intensidad de las granjas porcinas también es un problema en relación con los acuíferos.

¿Las minas de carbón y arcilla abandonadas sin haber sido restauradas han dejado la provincia como un queso de ‘Gruyere’?

El abandono del sector minero desde hace décadas ha dejado un importante pasivo ambiental. Ha habido buenas restauraciones mientras que otras son monumentos al disparate. Por si fuera poco, Teruel ha tenido un componente de economía colonial, es decir, suministra materias primas en una actividad que afecta al medio ambiente y sin que ello repercuta en la generación de empleo.

¿Están siendo receptivos los pequeños ayuntamientos a los que se les amonesta por tener escombreras o barbacoas en malas condiciones?
Sí, mucho. La faceta preventiva del Ministerio Fiscal es muy poco conocida, sin embargo, lleva más de una década empleando sus servicios para detectar situaciones de agresión al medio ambiente antes de que sucedan. Por eso instamos a los ayuntamientos a que mejoren sus instalaciones cuando ofrecen riesgo y su respuesta es positiva.

Ha representado a la Fiscalía de Medio Ambiente del país en unas jornadas celebradas en Madrid junto al Seprona con un tema estrella: la muerte de avifauna por tendidos eléctricos y aerogeneradores. ¿El problema es realmente grave.

La pérdida de biodiversidad es una de las principales agresiones al medio ambiente. Hay pájaros que mantienen a raya algunas plagas y mueren a miles al cabo del año en infraestructuras humanas, como los tendidos eléctricos. Igual en otros problemas es difícil poner solución, pero aquí se resuelve con un poco de inversión e interés empresarial. Repercutiría en nuestro recibo de la luz, pero hay que hacer algunos sacrificios si no queremos hipotecar la naturaleza para generaciones venideras.

Quema de rastrojos, abonos, plaguicidas, purines... ¿No cree que se criminalizan muchas prácticas agrícolas por un ecologismo de ciudad?

Hoy no se entendería el desarrollo agrícola sin insecticidas, pero tiene que llegar un momento en el que volvamos atrás. Ya hay sectores en ingeniería agronómica que propugnan una vuelta a métodos de producción más ecológicos.

¿Y usted lo ve viable?

Claro. Tenemos que estar dispuestos a dos cosas. Una de ellas, a invertir más en investigación para generar recursos dañando menos el medio ambiente. Y la otra, a llevar una vida más primitiva. Nos hemos impuesto un consumismo voraz para que la economía no se resienta, pero estoy seguro de que otras formas de vida nos harían más felices. El respeto a la naturaleza es el respeto al ser humano.

¿Qué papel tiene la Fiscalía en la consecución de un Planeta sostenible?

La Fiscalía puede hacer un papel de concienciación. Falta mucho camino por recorrer, como nuestro propio despliegue institucional para potenciar la acción pública en el ámbito de lo administrativo. Este nuevo hilo de actuación, que debe estimular la puesta en marcha de la ley de responsabilidad ambiental, es muy importante.
¿Dispone de los medios humanos y materiales suficientes?

Las fiscalías de las Comunidades Autónomas deberían tener al menos un fiscal con dedicación exclusiva para alumbrar y coordinar a sus compañeros fiscales provinciales. Cojeamos también en el auxilio pericial. Es necesario un instituto ambiental forense con técnicos que permitan acreditar la relación de causalidad entre un operador económico y el daño que genera su actividad, que no siempre será delictiva o dolosa. El Ministerio Público debe servir para detectar un daño, buscar la causa y, si es posible, corregirlo, más allá del mundo penal.

¿Se ha logrado erradicar la caza furtiva en Teruel?

No, Teruel sigue siendo terreno abonado para el furtivismo, una práctica negativa para la regulación del número de ejemplares de cada especie. El furtivismo es un robo y tiene implicaciones ambientales. Existen incluso organizaciones de caza furtiva con el único fin de lucrarse.

¿Qué opina de la regulación de parajes naturales para su conservación cobrando una entrada a los visitantes, como ocurre en el Parrizal de Beceite o en el valle de Ordesa, en el Pirineo?

Creo que está dando buenos resultados. El exceso de humanos es el principal agente agresor de la naturaleza. La mera presencia ya perturba la vida normal de un río. Cobrando una entrada, se disuade a mucha gente. Alguna medida hay que tomar.

¿Y qué hacer, por otro lado, con la proliferación de fauna silvestre, que provoca accidentes de tráfico en la provincia de Teruel?

Corzos y jabalíes empiezan a ser un problema. Buscan alimento y se atreven a ir a zonas urbanas. Habrá que buscar alternativas que frenen el exceso de demografía de algunas especies porque el hombre reaccionará a la contra y con agresividad. Hay que estudiarlo.

Entrevistadora: M. Ángeles Moreno

4 comentarios:

  1. Muy interesante la entrevista, sobretodo por el desconocimiento de esta fiscalía. Lo que ocurre es que las medidas legales no van acompañadas de presupuestos para ponerlas en marcha o mantenerlas.

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  2. Doy fe del abandono del sector minero desde hace décadas que ha dejado un "importante pasivo ambiental": Utrillas, Oliete, Aliaga, Campos...

    Saludos, amigo doctorvitamorte

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  3. Yo me muero amo el internet El aire acondicionado central y todas las maravillas que me da la vida de hoy

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