domingo, 26 de julio de 2020

El premio de poesía Amantes de Teruel se marcha a Sabadell


El concejal de Fiestas de Teruel, Javier Domingo, con uno de los trabajos a concurso.Heraldo.es

Un total de 153 obras participaban en las distintas modalidades del concurso, la mitad que en 2019.

Manolo Goñi, Jesús Andrés Pico y Antonio Gutiérrez son los ganadores del LIX Certamen Nacional de Poesía 'Amantes de Teruel' convocado por el Ayuntamiento de la capital, quedando desierto el premio en la categoría de Poesía Joven, que se introdujo como novedad hace tres años con motivo de los 800 Años de los Amantes. La entrega de los premios de este concurso se lleva a cabo, tradicionalmente, como pórtico de las fiestas del Ángel, suspendidas este año por la epidemia del coronavirus.

El jurado del certamen se reunió el pasado día 15 de julio para emitir el fallo que establece que queda desierto el Premio de Poesía Joven, que estaba dotado con 900 euros; se concede por unanimidad la Flor Natural y 1.500 euros al Poema de Amor cuyo título es ‘Agosto’, de Manolo Goñi (Pamplona); el premio “Amantes de Teruel” y 1.800 euros al mejor Libro de Poemas cuyo título es ‘Los nombres del agua’, de Jesús Andrés Pico (Sabadell, Barcelona) y el premio al mejor Soneto sobre los Amantes de Teruel y 1.200 eiuros, al soneto cuyo título es ‘Dos manos’, de Antonio Gutiérrez (Ciudad Real).

Este año se han recibido 153 trabajos, en una edición marcada por la crisis del coronavirus, frente a los 280 del año pasado. Los textos proceden de diferentes puntos de España, como Badajoz, Granada, Sevilla, Segovia, Madrid, Valencia, Ciudad Real, Gijón, Cáceres, Huelva, Córdoba, Albacete, Huesca, Jaén, Orense, Cádiz, Pamplona, Barcelona y Teruel. También se han recibido poemas enviados desde Canadá. Con la suspensión de las Fiestas del Ángel, el acto de entrega de los premios, que habitualmente se celebraba el primer día de las fiestas, quedó pospuesto a expensas de la evolución de la pandemia.

Cruz Aguilar gana el Concurso de Relatos 
de Gúdar-Javalambre

La periodista y escritora Mª Cruz Aguilar se ha alzado con el primer premio del I Concurso de relato corto de la Comarca Gúdar-Javalambre con el relato titulado “La última trufa”. El jurado ha resaltado la gran calidad de los relatos recibidos tanto en categoría absoluta como en categoría juvenil y por el alto nivel de participación.

Ángel Gracia, alcalde de Rubielos de Mora y Presidente de la Comarca Gúdar Javalambre, quiere agradecer "a todos y todas los y las escritores y escritoras" el alto nivel del concurso, mostrando todos los relatos una gran originalidad y conocimientos del entorno.

La obra ganadora está basada en la historia de los truferos que comenzaron en Teruel a buscar trufa y de los que tuvieron que emigrar en unos años en los que casi todos hacían la maleta. La mayor parte de ellos sueña con volver, aunque sea para el descanso eterno.

jueves, 2 de julio de 2020

IMPOTENCIA E INCERTIDUMBRE




Reproduzco el artículo que mi amigo y paisano, José María Ariño, publica hoy en Aragón Digital. La única industria que restaba en la provincia de Teruel, Central Térmica de Andorra, cierra definitivamente. Salvo sorpresas o milagros, esta provincia y sus gentes tienen los días contados...

Impotencia e incertidumbre

2 JULIO, 2020

El 30 de junio de 2020 se ha convertido en un martes negro para la comarca de Andorra-Sierra de Arcos, para las Cuencas Mineras y para toda la provincia de Teruel. El proceso de descarbonización ha culminado con el cierre definitivo de la central térmica de Andorra que, durante más de 40 años, ha sido una de las grandes generadoras de energía eléctrica de España. Ese mismo día, los casi quinientos empleados, entre trabajadores de plantilla, operarios de subcontratas y de empresas auxiliares, se manifestaban en la villa turolense para exigir, una vez más, soluciones realistas para un futuro inmediato que pinta negro como el carbón que se quemaba en sus calderas. Todos los manifestantes –empleados, familiares y vecinos de la población bajoaragonesa– expresaban una evidente impotencia y estaban abrumados por el peso de la incertidumbre.
Habría que remontarse a los años 50 del siglo XX para comprobar con esperanza cómo en el municipio turolense de Aliaga comenzaba a funcionar una de las mejores y más modernas centrales térmicas de España. Pero su vida fue efímera. Y 30 años después –en 1982– dejaba de quemar carbón y se convertía en un gris esqueleto de cemento y en una montaña de escombros cual vestigio agridulce. La historia se repitió pocos años después con la central de Escatrón y con la térmica de Escucha. Esta última cesó su actividad en 2012 y todavía queda su armazón de cemento, su imponente chimenea y unos tristes y abandonados barracones. La historia no es nueva. Y en este caso se repite, dejando atrás el reguero de ausencias de la tan cacareada España vacía.
Paralelamente a estos desmantelamientos, fueron desapareciendo las minas de carbón por diversos y discutibles motivos. La mayoría de estos yacimientos de lignito se encontraban en la provincia de Teruel: Utrillas, Aliaga, Andorra, Escucha, Estercuel, Ariño, Gargallo, Rillo, Palomar de Arroyos y el municipio zaragozano de Mequinenza. Su cierre definitivo produjo la misma impotencia e incertidumbre que la reciente clausura de la térmica de Andorra. Es la crónica de una muerte anunciada, es el proceso irreversible de unas explotaciones que dieron vida a estas tierras agrestes durante décadas y asentaron una población que no tuvo que emigrar para buscar trabajo en otras ciudades o regiones.
Las alternativas laborales y económicas no son nada esperanzadoras. Es verdad que desde las administraciones autonómicas se están buscando nuevas inversiones para la zona. Se habla de una transición ecológica justa, de un asentamiento de la población, de cursos de formación para los más jóvenes, de un proceso de reindustrialización. Pero los trabajadores y vecinos no se creen que estas promesas, que llevan ya una década, se materialicen antes de que se vean obligados a emigrar y buscar trabajo en otras tierras, como ya ocurrió en Aliaga y Escucha.
Hay que tener en cuenta, además, que no es, ni mucho menos, el mejor momento para reflotar la economía y consolidar nuevos puestos de trabajo en la zona. La reciente y devastadora pandemia del coronavirus ha alterado a nivel estatal y autonómico propuestas esperanzadoras para una provincia como la de Teruel, que sufre desde hace décadas la sangría de la despoblación. La mayoría se pregunta si no se habrá llegado tarde a este vacío demográfico y si el desmantelamiento de la térmica de Andorra se convertirá en la gota negra que colmará el vaso de la poca vida que les quedaba a estas comarcas.