martes, 15 de mayo de 2012

SIMA DE SAN PEDRO DE LOS GRIEGOS EN OLIETE (TERUEL)




















Durante mucho tiempo fue considerada por los habitantes de la comarca un lugar inquietante y misterioso.

Oliete es un pintoresco pueblo de la provincia de Teruel junto al río Martín. Como tantos pueblos de esta cada vez más desolada provincia, de los 2.168 habitantes censados en 1900 se ha pasado a los casi 500 de ahora. En este pueblo viví de los 7 a los 13 años. Allí nació mi hermano Fernando, al que dedico este artículo. Muchos y gratos recuerdos se amontonan confusos en mi memoria y en mis afectos: la escuela al lado de casa con su gran patio, huertecillos y frontón desmesurado; Don José, el maestro entrañable; el tormento de la leche en polvo; la chopera frondosa junto al río donde casi cada tarde llenaba el saco de hierba para los conejos; el enorme abrevadero junto a la fuente con música de relinchos y destellos embarrados de herraduras; el lavadero, centro de cotilleo local; las mujeres locuaces embalando manzanas con habilidad pasmosa; el pueblo encaramado sobre un cerro con callejuelas empinadas y sinuosas; el taller del albardero; la asistencia al catecismo competitivo en la iglesia parroquial de la Asunción con su soberbia torre de planta octogonal; la casa palaciega de la Donjuana; las capillas de los santos; aquel cura joven, de cuyo nombre no me acuerdo, que tenía una “Bultaco” ¿o era una "Montesa"?; los latones y los gingoles silvestres; mi primer “Camel” sin boquilla; la singularidad de los motes locales de herencia ancestral; la primera película en tecnicolor; el gran médico -Dr. Peña-, hermano del gobernador de Teruel, y que me sanó de unas fiebres tifoideas; la ermita de la Virgen del Cantal con sus aguas supuestamente milagrosas; el pantano de Cueva Foradada con sus infinitas escaleras; los llamados "cabezos" con restos ibéricos; los tratantes de ganado y caballerías; la romería festiva a la ermita de San Pedro, a pie o a caballo, en los lunes de Pascua y la sima misteriosa, tenebrosa y enigmática de San Pedro de los Griegos. Esta sima, que no pude ver de cerca durante mi infancia, quedó en mi recuerdo como algo siniestramente dantesco en cuyo fondo se hallaban animales de especies desconocidas que amenazaban a todos los curiosos que osasen asomarse a su mundo oculto, enigmático y tenebroso.

Muchos años después volví este pueblo con mi familia. Me dejó desolado el cambio. Poca gente, huertas yermas, frutales descuidados... Pude, por fin, visitar esta sima que contemplada desde el mirador causa admiración, estupor y respeto, pero destierra de la mente aquellos peligros supuestos, fruto de la imaginación calenturienta de un chaval un tanto soñador.

En la finca de San Pedro de los Griegos se encuentra la espectacular Sima de San Pedro, lugar de celebración de los campeonatos nacionales e internacionales de espeleología, y considerada como una de las simas más importantes y dignas de Europa. Durante mucho tiempo fue considerada por los habitantes de la comarca un lugar inquietante y misterioso. Yo todavía la consideraba mucho peor. Sin embargo recientes estudios del biólogo J. Serra-Cobo han mostrado que se trata de un verdadero paraíso de la naturaleza, en una región caracterizada por la aridez y las temperaturas extremas en verano y en invierno. La cavidad constituye un refugio de biodiversidad sin precedente. La enorme boca de casi 100 metros de diámetro permite la iluminación de la sima a pesar de sus 108 metros de profundidad cuyo fondo está parcialmente ocupado por un lago de más de 20 m. de profundidad. En total el volumen aproximado de la sima es de unos 560.000 m3. Sus aguas son extremadamente ricas en materia orgánica, procedente en buena parte de los excrementos de aves y murciélagos, lo que explica la gran proliferación de plancton.

La sima constituye un refugio para muchas aves de nueve especies diferentes, y murciélagos de distintas especies también. En las paredes de la sima anidan palomas zuritas, chovas pitirrojas y vencejos reales, colonias que debieron ser numerosas en otros tiempos, como indica la existencia de restos de un torno utilizado para extraer abono orgánico de su fondo. En la laguna viven ranas, sapos parteros y culebras. La biodiversidad es equivalente a la que encontramos en algunas simas tropicales de México, Brasil y Papúa. Un detalle curioso es que los animales de las diferentes especies guardan un riguroso turno para entrar o para salir de sus anidamientos en la sima. Hasta que todos los individuos de una especie no se han aposentado en sus huecos las otras esperan. Cuando al atardecer hayan entrado todas las aves, comienzan a salir ordenadamente las diversas especies de murciélagos. Este ceremonial se repite en orden inverso al despuntar el día.

MÁS INFORMACIÓN:
http://www.estatierraesaragon.com/fichas/index.php?117

12 comentarios:

  1. Te felicito por el escrito y comparto el contenido. Mis recuerdos son muy similares a los tuyos.
    Saludos

    J. Royo

    ResponderEliminar
  2. Gracias por darme a conocer esta parte de Teruel que desconocía, como tantas otras de tantas partes. Son bellas imágenes y no menos bellos recuerdos. Bs.

    ResponderEliminar
  3. Veo que te interesa lo aragonés, ¿no? ¿Tienes algún vínculo con esta tierra?

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  4. Es un texto descriptivo muy hermoso. Como también es hermoso que tu Combray particular, tu sima, haya pasado de ser un lugar de muerte en tu imaginario infantil a un nido de vida en tus conocimientos de adulto.

    ResponderEliminar
  5. Gracias por tus palabras, amigo Krapp. Un hecho que ha contribuido a cambiar el concepto de esta sima, además de la edad, ha sido que se puede ver desde una plataforma. En mi etapa infantil sólo se podía contemplar parcialmente desde cierta distancia, dado el peligro que entrañaba, y eso ponía en marcha la imaginación...
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  6. Gracias por compartir tan completa información de este lugar que, hasta leerte, era completamente desconocido para mí. Pero lo que más agradezco son esos recuerdos tan vívidos de esos años de infancia...sabés? me cuesta mucho hacer la correspondencia entre aquel "Camel" y vos...ay, con lo que me has predicado eh. Pero bue, también es algo que te agradezco.
    Besos lindos

    ResponderEliminar
  7. Creo que tenía 9 años cuando fumé aquel Camel... Como decimos aquí, "uno ha sido cocinero antes que fraile"...

    Agradezco tu huella en este espacio que, sin nostalgia alguna, rememora vivencias del pasado para que la memoria, cada vez más frágil, no acabe borrándolas...

    Algunas entradas son transferencias de la primera época de la otra bitácora

    Besos guapos y sentidos

    ResponderEliminar
  8. Muchas gracias por la dedicatoria y por encender la luz a recuerdos más imaginados que reales.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me ha hecho mucha ilusión tu comentario, Fernando.

      Las cosas, como dice García Márquez, son como las recordamos...

      Un abrazo

      Eliminar
  9. Sé que soñará a cuento,pero es verdad lo que voy a contar.Yo que nací en Oliete jamás visité esta sima.
    Siempre en casa me contaron que una tía mía se perdió con un chico de pequeños en esa sima,y mí tía siempre contó junto con su compañero que un Ángel los tenía cogidos en sus brazos, se les hizo de noche
    y por la mañana los encontraron...Jamás la he visitado y tengo ya 59 años...Bueno,bueno,con 12 años emigramos para Barcelona...Lo que no dejo de visitar nunca es el Pantano la Cova Foradada.Mi abuelo trabajo en su construcción...su río Martin...que rica infancia la mía...espero no se borrén nunca...Saludos!!!

    ResponderEliminar
  10. Saludos, Ramona. Yo también resido en Barcelona.
    Gracias por tu interesante comentario

    ResponderEliminar