lunes, 30 de abril de 2012

LA ESCALINATA DE TERUEL




De todos los lugares en que he vivido mantengo recuerdos positivos e indelebles. En Teruel, pequeña capital de provincias, pasé tres años de mi adolescencia cuando estudiaba Magisterio en la Normal. Antes, sin embargo, la había visitado anualmente para examinarme en el Instituto como alumno de matrícula libre durante el período del Bachillerato. El descenso por la Escalinata que comunicaba el centro de la ciudad con dicho Instituto, el jardín de los Botánicos y la Estación de Ferrocarril me pasaba un tanto desapercibido. Los nervios, la angustia y la incertidumbre me mantenían abstraído e indiferente respecto del bello entorno. El ascenso por la Escalinata tras la dura sesión de exámenes, ya relajado, me resultaba más atractivo y las bellas formas que posee, a pesar de lo fatigoso que resultaba subir tantos escalones no me impedían admirar su grandeza y majestuosidad. Pero lo que me llamaba la atención hasta el extremo de interrumpir el ascenso, y quedarme embelesado, era el relieve de los Amantes que presidía uno de los rellanos de dicha Escalinata y que recogía la última escena trágica de esta tradición, para unos, y leyenda, para otros.


Los conocedores de esta historia de amor dramático saben que la primera circunstancia trágica sucede el mismo día de la boda. Diego logra entrevistarse con Isabel tras varios años de separación y sin noticias mutuas. Al despedirse para siempre de ella, le pide un beso. Isabel, recién casada con otro, se lo niega. Diego no puede soportar la angustia y la tensión de aquella despedida y muere de dolor a los pies de ella. La escena a la que hace referencia el altorrelieve de la Escalinata plasma el desenlace final de esta historia-leyenda de amor trágico. En la Iglesia de San Pedro tienen lugar los funerales por la muerte de Diego. Isabel vestida de boda, el rostro oculto entre sus velos, avanza por la nave central y se acerca para dar al cadáver de Diego el beso que le negó en vida. Isabel expira abrazada al cuerpo de Diego. El hecho conmocionó de tal manera a la ciudad entera, que ésta decidió dar sepultura a Diego e Isabel en la misma Iglesia donde aconteció tan dramático suceso. Los cuerpos de los Amantes fueron hallados en 1555, con ocasión de obras realizadas en dicha iglesia de San Pedro.

La influencia de la arquitectura mudéjar en el patrimonio turolense es sumamente importante, como puede comprobarse en esta Escalinata, construida entre 1920 y 1921 en estilo claramente neomudéjar. Este estilo se introducirá en Teruel en 1909, como fruto tardío de la tradición historicista del S. XIX. Convirtiéndose en un auténtico tópico arquitectónico, presente en buena parte de los edificios públicos. Con independencia de su uso puramente funcional, José Torán de la Rad (Teruel 1888-1932), artífice de esta obra, persigue con ella dotar de un acceso digno a la ciudad, así como poner de manifiesto elementos arquitectónicos y decorativos extraídos de la tradición mudéjar local.

6 comentarios:

  1. No me extraña con las angustias de los exámenes dejabas de admirar y el valor de esta magnifica escalera, impresionante.
    Un abrazo

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    1. Gracias por tu visita y tus gratas palabras, Mari-Pi
      Un abrazo

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  2. Me ha gustado mucho esa escalinata, espero conocerla algún día en vivo y en directo.

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  3. Yo también lo espero, amigo Krapp

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  4. Estuve hace unos días allí, una vez más, y volví a bajar por ella para acceder a la estación de ferrocarriles. Es una maravilla digna de ver, pasear y fotografiar. Me encanta Teruel.

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