La web oficial de la Generalitat de Catalunya (www.gencat.cat),
en su apartado de Historia, relata cómo “en 1137, el rey Ramiro II de
Aragón cedió la soberanía del reino y la mano de su hija Petronila al conde de
Barcelona, Ramon Berenguer IV”. La misma web señala que “La Cataluña
Vieja vivió, durante los siglos XII y XIII, una etapa de expansión política y
territorial. En el norte, los soberanos catalanes ganaron la Provenza. En el
oeste, por vía matrimonial, obtuvieron el reino de Aragón. Y en el sur,
conquistaron a los musulmanes el resto del actual Principado, hasta llegar al
Ebro, es decir, la Cataluña Nueva. Años más tarde, tomaron a los sarracenos
Mallorca y Valencia”. Incluso descubrimos que existió un monarca
llamado “Jaime I de Cataluña y Aragón”. Además, descubrimos cómo
“Ribagorza era un condado autónomo que formaba parte de la Cataluña la
Vieja”.
Pero el peculiar relato histórico que realiza la Generalitat
de Catalunya no se detiene ahí, pues en la misma web y en su apartado de
Lengua explica cómo “la lengua catalana, a lo largo de la historia, ha
sido utilizada fuera de los Países Catalanes. De hecho, ha gozado de
cierta difusión y fue la lengua usual a lo largo del Mediterráneo
durante la Edad Media y hasta el Renacimiento”. No solo eso, sino que “en
los territorios itálicos, sobre todo en las ciudades, que pertenecieron a la
Confederación Catalanoaragonesa, los comerciantes y la gente de cultura
conocían y utilizaban el catalán. La catalanización fue especialmente intensa
en la isla de Cerdeña (…) La catalanización abarcó toda la isla,
como testimonian la documentación antigua, la toponimia, la antroponimia y la
influencia en la lengua sarda”.
Además, en el siglo XIV, se produjo “la
expansión de la casa de Barcelona por el Mediterráneo” y “la
Iglesia no tan solo no reconoció los derechos de Pedro II sobre
Sicilia, sino que declaró que el rey catalán era un rebelde y exoneró a
sus súbditos de la desobediencia debida”. Y qué decir de “los nobles
aragoneses, resentidos por no haberles hechos partícipes de la expedición
siciliana”.
Curioso es también conocer que “en el siglo XV, cuando
Atenas y Morea eran posesiones catalanas, el prestigio de la lengua hizo
que se extendiera también por el mar Egeo”. Y que “a finales del
siglo XV, un número considerable de impresores alemanes y franceses aprendió
la lengua catalana para establecerse en ciudades de los Países Catalanes,
donde introdujeron la imprenta”. Incluso trata de convencer al lector de
que “son conocidas las sospechas razonables sobre la catalanidad de
Cristóbal Colón, que contó con un notable entorno catalán en las
expediciones americanas”.
En cuanto a sus personajes de ciencia ilustres, cabe
destacar a Santiago Ramón y Cajal, del que en una extensa
biografía solo aparece el dato de que nació en Petilla de Aragón como único
elemento no vinculado con Cataluña.
La lengua delimita el dominio de la cocina catalana
Finalmente, es sorprendente descubrir que “la
lengua delimita el dominio de la cocina catalana” y que “es un
hecho asumido que hay una cocina catalana nacional que comprende los Países
Catalanes”. Y es que “la lengua (catalana) es lo que delimita
básicamente el espacio geográfico, histórico y cultural de esta cocina.
La catalana ha hablado y habla catalán. Y esta, sin duda, es la primera
singularidad”. De hecho, “detrás de la cocina catalana actual está la
historia de un país, un territorio, una voluntad de existir”. Entre los
alimentos de esta “cocina catalana nacional” encontramos “la pasta,
pastelería casera, harina, cocas, judías, garbanzos, lentejas, arroz, patatas,
espinacas, coliflores, zanahorias, alcachofas, tomates, cebollas, ajos, pollo,
patos, ocas, cabrito, conejos, aceites de oliva y técnicas como la cocción a la
brasa, guisados, estofados o fritos”. Es decir, vemos cómo “la cocina
catalana nacional que comprende los Países Catalanes” es totalmente genuina
y diferente de las demás.
Desde la Plataforma Aragonesa No Hablamos Catalán
queremos manifestar que, fuera de las sonrisas y de la vergüenza ajena que
podamos sentir ante tales barbaridades históricas, los partidos políticos
aragoneses y el Gobierno de Aragón se lo deben tomar muy en serio pues es a
diario que desde el nacionalismo catalán y desde el Gobierno de la Generalitat
de Catalunya se apropien de la historia de Aragón, la manipulen y siempre en
contra de los intereses de la verdad y de nuestra tierra. La machacona idea de
que gran parte de Aragón forma parte de los Países Catalanes debe ser combatida
intelectualmente pero también políticamente, pues la dejadez solo lleva a que
una mentira pueda llegar a ser creída por muchas personas y no solo en
Cataluña, sino ya también en el propio Aragón.
ENLACES
A LOS CONTENIDOS DE LA WEB DE LA GENERALITAT DE CATALUNYA DENUNCIADOS:
Fuente: José Luis Vergara