lunes, 16 de diciembre de 2019

LA REBELIÓN DE LA ESPAÑA VACÍA (I)




Desde el mirador de la localidad turolense de Alloza se observa un paisaje de cultivos de secano y olivares. EDUARDO NAVE | JUAN MILLÁS


LA COLUMNA DE humo blanco de la central térmica de Andorra, el tercer municipio más poblado de Teruel, se puede distinguir a más de 30 kilómetros de distancia. Omnipresente en un paisaje rocoso y de secano, la chimenea de 343 metros de altura rompe la monotonía del cielo y señala el epicentro de la industria del carbón en la provincia. Endesa cerrará la central en 2020 y con ella dará carpetazo a un siglo y medio de minería en la región bajo el impulso descarbonizador dictado a nivel europeo. Con la central también se esfumarán los mejores años de la vida de ­Jaime Valero, andorrano de 38 años, 15 de ellos empleado en la térmica. Valero está en el paro desde el verano y admite, con la voz rota, echar de menos un trabajo que antes tuvieron su padre y sus abuelos: “En la planta me sentía realizado; será difícil conseguir algo tan bueno, pero lo tengo que intentar”.

Con la central térmica de Andorra desaparecerá un negocio que genera el 9% del PIB de la provincia, aseguran en Teruel Existe. Este movimiento ciudadano protagonizó una de las sorpresas de las pasadas elecciones generales: tras 20 años de activismo, saltó a la política y ganó los comicios en la provincia, accediendo al Congreso con un diputado. La rabia que expresan los representantes de Teruel Existe se centra en una histórica demanda por la mejora de las infraestructuras y los servicios en el mundo rural. Manuel Gimeno, portavoz de la formación, esgrime alarmado las previsiones de evolución de la población del Instituto Nacional de Estadística (INE) para 2033: mientras que el conjunto de España ganará un 5% en habitantes, la provincia aragonesa los perderá en un 8,5%; la población de Teruel entre 25 y 49 años de edad se reducirá en un 23% hasta 2033, mientras que la horquilla entre los 65 y los 84 años aumentará un 22%. “Hay que actuar ya porque en 50 años quizá ya no habrá gente en Teruel y habrán muerto demasiados pueblos”, dice otro veterano de Teruel Existe, Amado Goded.

La Unión Europea reconoce el serio riesgo de despoblación en las provincias con menos de 12,5 habitantes por kilómetro cuadrado. Con menos de 8, la situación demográfica pasa a ser considerada crítica. Tres provincias españolas se encuentran por debajo de los 12,5 habitantes por kilómetros cuadrado: Soria, Teruel y Cuenca. Soria se sitúa en 8,5, y Teruel, en 9 (cuando la media en España es de 93 personas por kilómetro cuadrado y una provincia como Barcelona alcanza los 726).

“Teruel no está muerto, solo faltan más oportunidades”, insiste una ingeniera afincada en Alcañiz

La despoblación de Teruel no se explica únicamente por la tendencia de la sociedad global a concentrarse en ciudades. En la provincia solo existe una conexión ferroviaria, la que enlaza Teruel con Zaragoza y Valencia, cuatro o cinco veces al día, en dos horas y media. Otra demanda histórica es la de una mayor red sanitaria que evite desplazamientos a Zaragoza. La provincia tiene hospitales en dos municipios, en Teruel capital y en Alcañiz, en un territorio que es un 75% mayor en superficie que la Comunidad de Madrid y con una población especialmente enveje-cida. La prioridad de Teruel Existe como fuerza parlamentaria es que entre en vigor un pacto de Estado contra la despoblación, con una financiación especial para dotar de servicios y de oportunidades económicas al medio rural. Otra prioridad es la implementación de la fibra óptica en toda la provincia, el desarrollo del corredor ferroviario entre el Cantábrico y el Mediterráneo, la construcción de la autovía A-68 entre Castilla y León y la Comunidad Valenciana y de la autovía A-40, que debería conectar Cuenca, la comarca de las Cuencas Mineras y Tarragona.

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