Presumo de
tener en gran estima tanto a Aragón como a Cataluña. Es perfectamente
compatible el afecto, la simpatía e incluso el amor hacia equipos, identidades
territoriales y personas diferentes. Este afecto compartido no es ciego. Cuando
hay litigios entre ambas comunidades, como ocurre en la actualidad, - Aragón
reclama el arte sacro de la Franja, y es un tremendo error, por no decir otra
cosa, que la Enciclopedia Catalana ubique el Aneto y la Maladeta (Huesca) en el
Pirineo Catalán o Països Catalans - tomo partido incondicional por la parte
agraviada, en este caso, Aragón.
El contexto
acostumbra a condicionarnos bastante. En Cataluña presumo, sobre todo, de
turolense y en Aragón, paradojas de la vida, a veces ejerzo de catalán, según
las circunstancias. Si viajo al extranjero, hago valer mi condición de español
y siento proximidad y muchas cosas en común con cualquier persona de una u otra
comunidad española y, por supuesto, no soy ajeno a los lazos que nos unen con
todos los de habla hispana. Pero también me siento, cada vez más, europeo, a pesar de las circunstancias actuales... Y
espero que algún día pueda sentirme, por encima de identidades limitadoras y
fruto del azar, sobre todo, ciudadano del mundo. A decir verdad, y en esto
discrepo con muchos, sueño con que las fronteras desaparezcan paulatinamente.
Al respecto se
me ocurre una reflexión que ya he expresado en algún otro escrito. Nacemos en
el lugar donde residen o deciden nuestros progenitores. El desarrollo de
nuestra vida quedará marcadamente condicionado por este hecho en el que no
hemos participado. Este acontecer, ciertamente fortuito, permitirá a unos
acceder en mayor o menor grado al beneficio del estado del bienestar. Otros,
por el contrario, distantes de este mundo, esperarán resignados la caída del
“maná” o harán turno, al amparo de la noche, para embarcar furtivos en pateras
o cayucos temerarios y cruzar el tenebroso “Jordán salado”
Sin embargo,
haya el destino decidido que nazcamos en una “kasba” al otro lado del Atlas, en
Senegal o en un lugar privilegiado del llamado Primer Mundo - cada vez más cuestionado - nadie impedirá que
todos –y esa es la gran paradoja- tengamos un sincero afecto, a veces peligrosa
pasión, por nuestro pueblo, por nuestra tierra sea cual fuere ésta. Cuando las
circunstancias nos obligan a abandonarla, casi siempre es con pesar. Es lógico,
queremos lo que conocemos y tocamos. La nostalgia, el extrañamiento o la
morriña se convierten en muchos casos en sombra y desarraigo perenne. En ese
mundo hipotético sin fronteras, con el que sueño a veces, no cabrían estas
emociones encontradas.
Lo expuesto
hasta aquí pretende expresar que amo a la tierra que me vio nacer y también la
de acogida, pero rechazo la amenaza de sentimientos nacionalistas y más aún si
son de corte excluyente. Añadiré más, aborrezco los nacionalismos radicales
tanto de corte centralista como periférico. Viajar, leer y establecer
comunicación con personas de otros ámbitos y culturas sin prejuicio alguno son
buenos antídotos contra la fiebre del “talibanismo intolerante”. Ahí está la
historia europea que recoge las consecuencias de las confrontaciones
nacionalistas radicales... Quizás la Europa con fronteras permebles signifique
un primer paso que conduzca, aunque de forma lenta pero inexorable, hacia ese
mundo soñado...sin fronteras.
Interesante reflexión.
ResponderEliminarYo creo que este amor a la tierra ausente es más que nada a amor a un tiempo perdido. Un amor a nuestra infancia, a nuestra juventud. Es un amor a un hipotético paraíso perdido todavía más paraíso y más perdido por cuanto el tiempo nos aleja más de él. El amor a la tierra, que crece en nuestros recuerdo, es una huida del presente y un regreso a un pasado soñado que se corporiza en un espacio emocional.
Yo lucho por combatir toda forma de añoranza o de "morriña", como decís vosotros, pero el presente que estamos sufriendo te empuja al pasado con todo lo que conlleva, ya que el futuro se presenta muy negro...De momento,
EliminarEn este punto me encuentro yo soy de un lugar y resido en otro lugar.Sí en esta tierra de acogida nacen hijos aun te ves más apegado a ella.-Pero pienso es más creo que me has robado parte de estas reflexiones que soy ciudadana del mundo y sobre todo española.Que los nacionalismos sean de dónde sean son fobias injustificadas y una manera de creerse imprescindibles cuando lo que de verdad funciona es el intercambio de pareceres y el movimiento de culturas.
ResponderEliminarYo tambien sueño conque no haya fronteras pero antes habría que educar a muchos fanáticos que nos hacemos falta todos en su modesta dimención.
-Cuando yo llegué a este Archipiélago me miraban como si fuera a llevarme o fiscalizarles algo.Nunca mejor dicho que el respeto comienza por uno mísmo.Ya llevo unos años y me siento muy querida pero como dices tú ;una no olvida sus raices.Pero es obligación de quien llega a otro sitio ser respetuoso con el lugar y si no te gusta márchate y santas pascuas!
Un abrazo Luis Antonio.
Una definición que me gusta de patria es aquella que la identifica con el lugar donde se hallan los tuyos...Y según el concepto que tengamos de "tuyos" las dimensiones de la misma varían...
EliminarNo me extraña que te quieran, Bertha, dondequiera que te encuentres.
Besos
Muy interesante reflexión.
ResponderEliminarEn tiempos tubulosos como los de ahora, uno cree que la separación es la solución, por aquí pasa lo mismo, pero hay que ver que un país grande va más adelante que uno pequeño.
Un país sin fronteras y sin atajos libre hay que seguir siendo y sentirse feliz de haber nacido en él.
Un abrazo
Las situaciones complejas de los momentos críticos que toca vivir de vez en cuando provocan ideas brillantes y también, peregrinas... Lo inteligente es saber discernir.
EliminarUn abrazo, Mari-Pi
Es lo que yo deseo, vivir en un mundo sin fronteras. Enriquecerme de la diversidad que cada rincón de la tierra que a través de sus gentes nos proporcionan.
ResponderEliminarMe gusta este nuevo espacio tuyo Luis. Ya desde ahora te sigo...
Un beso
No sé si lo verán tus ojos y los míos, pero hay que seguir luchando y soñando.
ResponderEliminarEste espacio es de carácter muy localista, mj. Es una manera de apoyar aquello de que "TERUEL, EXISTE", pues a veces lo dudamos lo propios turolenses.
Besos