Háblanos un poco de ti.
Tengo 58 años y vivo con mi gata en un pequeño pueblo costero del Maresme catalán. Hace unos años me quedé en el paro y desde entonces me dedico a mis aficiones: la escritura, el teatro aficionado, recitar y asistir a recitales, conferencias, museos, presentaciones de libros… a mis amigos. Tengo un hijo transexual que me ha enseñado mucho y procuro ser feliz con mi pareja.
¿Qué podremos encontrar entre las páginas Sembrados de carroña?
Muchas historias en una sola.
Esta es una novela donde se contrapone la Historia en mayúsculas a la historia en minúscula.
Encontraremos una derrota militar, o victoria, según el bando; encontraremos miedos, frustraciones, expectativas, ilusiones, crueldad, épica, amistad…, según se trate de los prisioneros o de los custodios, de las esposas o de los hijos, de quienes aspiran a la victoria completa o de quienes pretenden evitarla.
Encontraremos la lucha por la supervivencia y el deseo de la muerte, la entrega más absoluta y la traición, la mentira y la más pura de las lealtades, el amor romántico y el amor a la persona, el perdón en muchas de sus facetas y visiones muy especiales de un episodio de nuestra historia: la visión de un grupo de prostitutas, de un príncipe prusiano, de un periodista inglés de un cura carlista…
¿En qué ingrediente reside la fuerza de este libro?
En la diversidad de géneros con los que he trabajado: el epistolar, la crónica periodística, la narrativa y, en algunos momentos, la prosa poética.
En la fuerza de los personajes, tanto en los históricos como en los que son fruto de mi ficción.
En lo coral de la historia que provoca una diversidad de puntos de vista sobre un mismo hecho.
En estar basada en hechos que ocurrieron en la realidad, tan truculentos como el canibalismo.
En el desconocimiento general de que en España ocurriera un episodio de canibalismo de tal magnitud.
En una equilibrada mezcla de rigor histórico y ficción.
¿Qué quieres transmitir a través de este libro?
Que la mentira domina el mundo, que la importancia de la mentira aumenta con el incremento de poder, que conseguir las expectativas creadas es una quimera, que triunfa aquél al que la vida le escamotea las aspiraciones.
Sin pretender ser una novela pacifista nos habla de la guerra como una obra de teatro ya guionizada, y de los muertos y vidas destrozadas como parte del atrezo.
Siendo una novela histórica, ¿también nos habla de la actualidad?
Dejando de lado el tópico de que la Historia en mayúscula siempre se repite, la historia de la gente también se repite pues nos movemos por las mismas motivaciones: la ambición, el poder, el amor, el miedo, los celos… por eso el lector se siente identificado por lo que en la novela se narra.
Tanto la novela histórica, como la fantástica o de ciencia ficción, ha de tener su reflejo en la realidad que viven los lectores.
¿Cómo describirías tu trayectoria de escritor desde la primera publicación hasta esta última?
Soy un escritor un tanto caótico y esporádico.
Caótico porque tanto puedo escribir un poemario, relatos, chascarrillos, aforismos, escenas de micro teatro o, en este caso, una novela.
Esporádico porque no soy como aquellos escritores que dicen que necesitan escribir para vivir, yo puedo pasarme meses sin escribir una sola línea o escribiendo ad hoc para mí o amigos cosas que no son publicables por excesivamente personales.
¿Cuál fue el último libro que leíste? ¿Por qué lo elegiste?
“El cuento de la criada” de Margaret Atwood por ser el libro seleccionado para el club de lectura en el que participo.
Por libre elección, el último libro ha sido: “La más recóndita memoria de los hombres” de Mohamed Mbougar Sarr, que ha sido galardonado con el premio Goncourt; me habían hablado muy bien de él y con motivo.
Y ahora qué, ¿algún nuevo proyecto?
Tengo prácticamente acabada mi segunda novela, se titula “El oasis” y habla de la vida de unos niños refugiados en Caldes d’Estrac durante la guerra civil y los meses en los que en este pueblo se asentaron un buen número de consulados y embajadas europeas, asiáticas y americanas, convirtiéndolo, prácticamente, en la capital de la España Republicana.
Fuente: Editorial Adarve